«Mil cortes en las hojas del árbol del mal equivalen a uno solo en las raíces». Sólo podemos lograr una mejora considerable en nuestras vidas cuando dejamos de cortar las hojas de la actitud y la conducta y trabajamos sobre la raíz, sobre los paradigmas de los que fluyen la actitud y la conducta. (Thoreau)

domingo

La lealtad que precede a la honestidad para una causa

La pérdida de la lealtad

Muchas veces he oído utilizar la palabra lealtad, cuando se le está recriminando a alguien el haber faltado a la confianza que se le brindó. En mi último trabajo esa palabra andaba de boca en boca de los jefes de alto nivel y había que cuidarse de no incurrir en tan grave falta, pues era como calificar a alguien de hereje en tiempos de la inquisición. En el crimen organizado la lealtad significa "vivir" y eso hace que dicho flagelo de la sociedad sea difícil dañar su estructura, porque todos los que pertenecen a este círculo no pueden salirse sin el riesgo de perder la vida, eso hace que su lealtad esté fundada en el miedo y harán lo que sea necesario por permanecer a salvos, aunque eso ponga en riesgo hasta los que dicen amar, con tal de estar fuera de peligro. Aman su vida y al final terminan perdiéndola.


La honestidad es de vital importancia ante la pretensión de que las personas se comprometan a ser leales a una causa, cualquiera que sea. En los contratos están escritos en letras pequeñas ciertas cosas que deben saberse para considerar si conviene o no comprometerse, pero casi ninguno le presta atención, hasta que después de estar en problemas se recurre a la protesta por estar en desacuerdo a los términos pactados y hasta allí se les muestra esa parte del contrato que se debió saber en su momento. En el contrato matrimonial queda estipulado que los que están contrayendo nupcias deberán amarse en la salud y la enfermedad, en la riqueza y la pobreza, hasta que la muerte los separe, pero para vergüenza mía, muchos estamos divorciados. Algunos con cierto remordimiento van a la Biblia como testigo que por adulterio, sí procede el divorcio y lo consuman; otros porque simplemente se dieron cuenta que no son compatibles, que todo se terminó.

Cuantas personas están desalentadas en su puesto de trabajo, porque cuando asistieron a la entrevista les ofrecieron un buen clima laboral, todas las prestaciones, oportunidad para seguir estudiando, posibilidades de ascenso y muchos de esos ofrecimientos no se cumplen, continúan allí porque no se atreven a renunciar y su desempeño laboral deja mucho que desear. Aquella emoción que sintieron cuando supieron que formarían parte de esa corporación y se lo contaron a sus amigos y familiares, se esfumó. Ahora es una obligación todo lo que hace, esa creatividad desapareció y todo lo que se hace está mal, que nada cambiará la situación actual en su ambiente laboral. Nadie reconoce su talento y el esfuerzo que hace. Esta situación se da en cualquier tipo de empresa, tomando en consideración que estamos refiriéndonos a lo que decidimos emprender con mucha tentativa para alcanzarlo con éxito. 

Anteriormente mencioné que la lealtad muchas veces está condicionada por el miedo de perder la vida, pero hay otros que pierden la vida por su lealtad, porque hubo alguien que les hablo con absoluta honestidad y estuvieron dispuestos a arriesgarlo todo por esa causa. Jesús dijo: 

"«No crean que he venido a traer la paz a la Tierra: no he venido a traer la paz, sino la espada. He venido a poner a un hombre en desacuerdo con su padre, a una hija con su madre, a una nuera con su suegra... y los enemigos de una persona serán los miembros de su propia familia. El que ame a su padre o a su madre más que a Mí, no merece ser Mi seguidor; y el que no tome su cruz y Me siga, no merece ser Mi seguidor. El que piense en encontrar la vida será el que la pierda; y el que pierda la vida por causa de Mí será el que la halle»".

Aquí Jesús coloca la lista de la demanda cristiana en lo más alto y menos asequible. Dice a los suyos exactamente lo que pueden esperar si aceptan la comisión de mensajeros del Reino de Dios. El contrato tiene 4 ofrecimientos que deberán aceptar.

Cristo ofrece la guerra

En esa guerra algunas veces los enemigos de un verdadero cristiano serán los de su propia casa. El caso es que Jesús estaba usando un lenguaje que les era perfectamente familiar a los judíos, que creían que una de las características del Día del Señor, el día en que Dios intervendría en la Historia, sería la división de las familias. Los rabinos decían: «En el tiempo cuando venga el Hijo de David, una hija se levantará contra su madre, una nuera contra su suegra.» "El hijo desprecia al padre, la hija se rebela contra su madre, la nuera contra su suegra, y los enemigos de un hombre son los de su propia familia.» Es como si Jesús dijera: «El fin que han estado esperando ha llegado, y la intervención de Dios en la Historia ya está dividiendo las familias, los grupos y los hogares.» ¡Cuidado! Jesús no está diciendo que las familias se desintegren, pues él siempre habla del amor y el perdón, pero la experiencia nos lo ha demuestra, cuando una madre le dice a su hijo: "Te prefería borracho y no ahora con esa tu religión" Es por hacer el bien que se tendrá enemistad y desacuerdo no por hacer el mal. Lo más amargo de esta guerra es que los enemigos de una persona sean los de su propia casa. 

Cristo ofrece la elección

Puede suceder que el amor que uno tenga a su esposa y a su familia le haga renunciar a alguna gran aventura, una beca en el extranjero, salida con amigos; ya sea porque no se quiere separar de ellos o porque no quiere someterlos a ningún peligro. ¿Qué pasa si Dios te está llamando a un servicio especial y tu familia no estará allí porque no puedes exponerlos? Bunyan preso por el evangelio escribió: "El separarme de mi mujer y de mis pobres hijitos se me hacía en este lugar algo tan desgarrador como si me arrancaran la carne de los huesos; y eso, no sólo porque aprecio en gran manera esas bendiciones, sino también porque me venían a menudo a la mente las muchas dificultades, miserias y necesidades que tendría que soportar mi pobre familia si me separaran de ella, especialmente mi pobre hijita ciega, que pesaba en mi corazón más que todo lo demás. ¡Oh, la idea de las adversidades que tendría que pasar mi cieguecita me destrozaba el corazón... ! Pero, volviendo en mí, pensé que lo tenía que aventurar todo por Dios, aunque fuera como separar la uña de la carne. ¡Oh, al verme en esta condición me comparaba con un .hombre que estuviera derribando su casa encima de su esposa e hijos! Pero pensé: Lo tengo que hacer, lo tengo que hacer.» Es verdad que esta terrible disyuntiva no es muy frecuente; por la misericordia de Dios, puede que no se nos presente nunca a muchos de nosotros; pero sigue siendo un hecho que todas las lealtades deben ceder el paso a la lealtad a Cristo.

Cristo ofrece una cruz

Los de Galilea sabían muy bien lo que era una cruz. Cuando el general romano Varo aplastó el levantamiento de Judas el Galileo, crucificó a dos mil judíos; colocando las cruces al borde de todas las carreteras que conducían a Galilea. En la antigüedad, los criminales llevaban a cuestas el travesaño de la cruz al lugar de la ejecución y los hombres a los que hablaba Jesús habían visto a los reos marchar tambaleándose bajo el peso de las cruces y muriendo en agonía sobre ellas.

Cuando trajeron a Bunyan a presencia del magistrado, dijo: «Señor, la ley de Cristo ofrece dos formas de obediencia: la una, hacer lo que creo en conciencia que estoy obligado a hacer, activamente; y cuando no puedo obedecer activamente, estoy dispuesto a yacer y sufrir lo que me hayan de hacer.» El cristiano puede que tenga que sacrificar sus ambiciones personales, la tranquilidad y la comodidad que podría haber disfrutado, la carrera que podría haber completado; puede que tenga que renunciar a sus sueños, puede que tenga que darse cuenta de que las cosas luminosas que había vislumbrado no serían nunca para él. Seguramente tendrá que sacrificar su voluntad, porque ningún cristiano puede nunca hacer lo que a él le agrade; tiene que hacer lo que a Cristo le agrada. En el Cristianismo hay siempre una cruz.

Cristo ofrece contingencia

Jesús les dijo que el que encuentra su vida es el que la pierde; y el que la pierde, la encuentra. Una y otra vez eso ha sido verdad en el sentido más literal. Siempre ha sido verdad que muchas personas hubieran podido salvar la vida fácilmente; pero, si la salvaban, la habrían perdido, porque nunca habría oído nadie hablar de ellos y habrían perdido el lugar que ocupan en la historia.

No hay lugar para una táctica de seguridad en la vida cristiana. El que busca en primer lugar la tranquilidad, la comodidad, la seguridad y el cumplimiento de sus ambiciones personales, puede que obtenga todo eso, pero no será un hombre feliz; porque vino a este mundo para servir a Dios y a sus semejantes. Uno puede amasar la vida, si es eso lo que quiere; pero de esa manera perderá todo lo que hace valiosa la vida para los demás, y digna de vivir para sí mismo. El camino del servicio a sus semejantes, el camino de cumplir el propósito de Dios en nuestra vida, el camino de la verdadera felicidad consiste en gastar la vida generosamente, porque sólo así podemos encontrar la vida, aquí y en el más allá.

Hoy puedo darme cuenta que tan mal he desgastado mi cuerpo y que muchos cristianos de la iglesia primitiva hubieran recibido gustosamente las balas que yo recibí en mi cuerpo, con la diferencia que ellos andaban activos sirviendo al Reino de Dios y su justicia y no como yo procurando enriquecerme y encontrar un curul en el lugar de los hombres. Cuando surge una gran causa, la gente se divide irremisiblemente; no se puede evitar que haya quienes acepten y quienes rechacen el desafío. El encontrarse cara a cara con Jesús supone tener que decidir si se Le acepta o se Le rechaza; el mundo siempre estará dividido entre los unos y los otros, esa disyuntiva que los lleva al odio y la separación.

3 comentarios :

  1. Nuevamente Gracias Maynor por este artículo en especial porque yo también me siento identificado con este tema y es que he estado pasando por situaciones difíciles que yo mismo las he buscado y no he buscado lo realmente imporatante. he tratado de seguir lo facil y rutinario y mundano y no he seguido lo paradójico Que JESUCRISTO dijo que sucedería "el quiera vivir debera morir. me ha venido muy a tiempo tu consejo y pienso que es hoy que debo seguir El Camino La Verdad y la Vida. Te bendigo. Saludos

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    1. Mil gracias por este mensaje Dios te de muchas bendiciones y te siga usando.

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    2. Gracias por tu comentario. Aunque no espero gloria de los hombres, pero si de vez en cuando es agradable saber de que tu trabajo no es en vano. Dios tiene cuidado de nosotros y si buscamos nos dará la palabra que necesitamos oportunamente. Él no nos ofrece que no tendremos aflicción sino que su promesa es que siempre estará con nosotros para darnos paz en medio de las tormentas.-

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