Una chica suburbana

Una chica suburbana vive sola en un departamento, trabaja de editora y sueña con llegar a ser una escritora famosa, en su lucha por conseguirlo se enreda en una relación amorosa muy complicada, donde está a punto de convertirse en algo que su padre no desea para su pequeña; además él está sentenciado por un cáncer y a pocos días de morir se lo confiesa a su niña, quien desborda enojo por ocultárselo, pues ella lucha por demostrarles que ya no es una niña, que es capaz de sobrellevar cualquier situación y aunque aparenta fortaleza, por dentro esta devastada. Al llevar a su pareja para que sus padres le den su opinión; ella nota que aunque hablan muy bien de sus logros alcanzados, inteligencia y simpatía, hay algo que no les parece. Ella ama a su padre, lo extraña, pues con él es quien realmente es, sabe que no será juzgada, sin embargo procura obtener su juicio, quiere saber siempre que piensa su primer amor, amigo y confidente; la persona quien la ha amado siempre, desde que tiene conciencia, «su padre».

El día llegó, su padre ya no está. El hermano con quien no tenía muy buena relación se acerca a ella y le dice: "Yo no soy papá para consolarte, sólo me sentaré a tu lado". Ella se siente extraña pero aprovecha para decirle que le angustia saber que su padre murió preocupado por ella. Su hermano le cuenta que tuvo una conversación donde le dijo a su padre que podía pagarle a alguien para darle una paliza y con ello alejar a esa persona de su hermana y él respondió que no lo hiciera porque estaba seguro que su pequeña hija se podía defender sola. Esas palabras penetraron profundamente en su corazón, de pronto se sintió aliviada y muy segura. Días después le propusieron matrimonio y aunque le fue difícil rechazar dicha proposición, tuvo el coraje de decir que no y despedirse de  forma apropiada, ahora sabía que se había convertido en una persona adulta, que su padre jamás dudó de ella, por eso trataba de evadirla cuando le contaba cosas muy personales que muchos padres quisieran escuchar y  jamás pasa. Un buen padre siempre aspira estar al lado de sus hijos cuando le necesiten y aunque no tenga todas las respuestas, hará lo que mejor sabe hacer, «amar». Quizá dar un consejo sea difícil para un padre que no desea sufrimiento para sus hijos, pero ¿Qué tan difícil es mostrarles amor?

El suburbio de la ciudad capital de mi país, sin un buen empleo, hace que muchas personas encuentren grandes dificultades para poder vivir; mayor dificultad es para una madre soltera y su hijo, cuyo trabajo es empleada doméstica donde la situación económica le arranca a su hijo; realidad difícil para esa madre y devastadora para su hijo. Esa empleada domestica era mi madre, quien se vio en la necesidad de llevarme con mis abuelos que vivían en una aldea. Pasar a vivir de la metrópolis a una aldea no afectó en nada mi vida, pero haber sido separado de mi madre sí que lo hizo, sin embargo Dios en su infinita misericordia siempre a dispuesto provisión tanto para mi cuerpo como para mi alma. Mi abuela siempre me vio como su pequeño y sólo pude llamarla abuela hasta que se fue a dormir, porque estando en cuerpo siempre le dije «madre».

Esa dama llamada Timotea Durán Duarte le dijo a su única hija, mi madre, que le encargaba a mi hermano, de quien estaba muy preocupada; también le dijo que en cuanto a mí, ella estaba tranquila porque yo estaba bien. Cuando veía en la película a la chica suburbana manifestarle a su hermano la angustia por saber de la preocupación de su padre antes de morir,  y enterarse que se fue convencido de que estaría bien, no pude evitar soltar el llanto, porque mi madre (abuela) se había ido a descansar confiada que yo estaría bien y no estaba equivocada, estoy y estaré bien. Mi madre me comentó que, no imaginaba cómo mi abuela reaccionaría si viera lo que me sucedió; un matrimonio fracasado, obligado a renunciar en un buen momento al trabajo y ahora discapacitado. Para una madre ver a un hijo fracasado es doloroso y aún más, saber quien le causó daño, sin embargo estoy seguro que mi abuela (madre) de hermosa voz no se equivocó, confiaba en mi, sabía quién era yo y quien el Dios que me había llamado.

Rebeca sabía que algo especial vendría a su vida, así que permanecía en obediencia a sus padres, haciendo lo que tanto nos molesta "esperar". Llegó el momento de darle de beber a su esperanza, la cual era más grande que darle de beber a un anciano cansado, sus siervos y sus camellos. Después de tan largo viaje se convierte en la esposa del patriarca Isaac, pero nuevamente tuvo que esperar 20 años para llegar a quedar embarazada. Al sentir múltiples dolores en su vientre, considera que no vale la pena vivir si esa situación continúa y se dirige al Señor para consultarle. Dios le dice: "Hay dos naciones en tu vientre. Desde el nacimiento ellos serán dos pueblos rivales. Uno de estos pueblos será más fuerte que el otro y el mayor servirá al menor." No se le dijo que tendría mellizos, ni que el primogénito serviría al segundo. Para ellos el nacimiento de gemelos fue sorpresa e Isaac amo a Esaú quien era experto en la caza y Rebeca a Jacob muchacho quieto que se mantenía en las tiendas y por su habilidad en las artes culinarias, consigue que su hermano le venda su primogenitura.

¿Que veía Rebeca en el usurpador, el que toma del calcañal llamado Jacob, que estuvo dispuesta a ser cómplice del engaño para que tomara la bendición del padre, exclusiva a su primogénito, primogénito que no mostró interés alguno por esa bendición y la vendió por un plato de lentejas? Esta madre confiaba en su hijo y aunque fue perseguido por su hermano, engañado muchas veces por su suegro Labán, quien lo hizo trabajar mucho tiempo sin derecho a salario, hasta que llegó el momento en que debía enfrentarse con Dios y luchar por la bendición ya no de hombre alguno y pasó de ser Jacob a convertirse en Israel (Príncipe de Dios). Las promesas de Dios se cumplen en los hombres que se disponen sin importar que naturalmente no gocen de los privilegios de la primogenitura (derechos o privilegios humanos). El primogénito no sólo gozaba de las primicias del padre, sino que se convertía en primicia delante Dios; muchos menosprecian esa bendición por cosas materiales, por el engaño de las riquezas.

En casa de mis abuelos había lugares asignados para sentarnos a la mesa a compartir los alimentos. Muchas veces fui removido del lugar donde me sentaba por olvidar el que se me había asignado, no había considerado que mi lugar era especial, ya que estaba al lado de mi abuelo, quien fue mi padre y cuando él no estaba a la hora de comer, ese lugar quedaba vacío. En ocasiones mi abuela colocaba mi plato en ese lugar  y preocupado le decía que no y ella sonriente insistía que me sentara allí. ¡Qué grande privilegio! Raquel esposa de Jacob antes de morir dando a luz, llamó a su hijo "Benoni "hijo de mi tristeza" y su padre le llamó Benjamín "hijo de mi mano derecha" porque estar a la derecha del padre era un honor para su hijo; todo aquello que procede de lo que amamos, amado será; si amamos a alguien debemos amar todo lo de esa persona. Jesús le dijo a Pedro: ¿Me amas Pedro? Apacienta mis ovejas, en otras palabras; "Si me amas, ama lo que yo amo" ¿Qué amas tu?

La Iglesia de Cristo ama todo lo que ama Cristo. Así que es paradójico que alguien llamándose cristiano esté de acuerdo con las guerras y que ame las riquezas de este mundo, cuando su líder propuso poner la otra mejía y dijo: al que a hierro mata a hierro muere y deben cuidarse del engaño de las riquezas. ¿Qué diremos del que se sirve de los demás y se hace llamar siervo? Podría continuar enumerando conductas de algunos que llamándose cristianos actúan de forma contraria a su Líder, Cristo, pero eso será tratado en otro tema si Dios me lo permite.

Dios no tiene favoritos, todos gozamos de igualdad de derechos, no importa si no eres primogénito en la carne. Si quieres la bendición, debes desearla y pelear por ella, si Dios te la ofrece es porque sabe que puedes conseguirla, que lograras triunfar en todo el bien que quieras hacer. Pablo dijo que todo lo podía en Cristo, pero sabía también que no todas las cosas convienen. Su Santo Espíritu te capacitará para toda buena obra y te guardará para que no tropieces, pero no intentes tentarle. El Padre dijo: «Éste es mi hijo amado en quien tengo complacencia» Ahora Él está sentado a la diestra del Padre, pero se sentará en Su trono. Dios no juega con tus sentimientos. Si dijo que confiaras en Él es porque no te dejará solo. Así que no confíes en tu propia prudencia, pon tu fe en el autor y consumador de la Fe, Cristo. La fe no es llegar a creer en algo o alguien, sino que nuestra fe esta dentro del Alfa y la Omega, fuera de Él todo es superstición religiosa.

Aunque el SEÑOR es grande, se ocupa de los humildes, pero se mantiene distante de los orgullosos. Aunque estoy rodeado de dificultades, tú me protegerás del enojo de mis enemigos. Extiendes tu mano, y el poder de tu mano derecha me salva. El SEÑOR llevará a cabo los planes que tiene para mi vida, pues tu fiel amor, oh SEÑOR, permanece para siempre. No me abandones, porque tú me creaste.

Salmo 138:6,8