«Mil cortes en las hojas del árbol del mal equivalen a uno solo en las raíces». Sólo podemos lograr una mejora considerable en nuestras vidas cuando dejamos de cortar las hojas de la actitud y la conducta y trabajamos sobre la raíz, sobre los paradigmas de los que fluyen la actitud y la conducta. (Thoreau)

sábado

El beso: un rito eclesiástico o una manifestación de amor

EL BESO DEL RITUAL POLÍTICO
Fue un día muy especial. Digo fue, porque ya declinó. Lo medios se encargaron de bombardear emociones, con la intención de motivar a las personas a sentir la necesidad de comprar o hacer algo distintivo para ese ser maravilloso que Dios dotó de dones muy particulares, no sólo para la concepción, sino que también para la crianza. Pablo dice: «La mujer se salvará engendrando hijos». Esta sentencia causa confusión, cuando sabemos que es el hombre quien engendra, pero esto será un tema que deberá ser discutido a profundidad. Hoy quiero continuar con el tema de la obsolescencia y las culturas contemporáneas ante la verdad infalible de las Escrituras. Ya dejamos claro que las culturas son como las vestiduras que usa una persona: sigue siendo la misma. Consideramos el mandato de Cristo a sus discípulos para que sirvieran a los demás, sin escatimar la reputación humana. La sentencia fue:«Si comprenden estas cosas, serán bienaventurados, si las practican» Tratamos de poner en práctica todas las ordenanzas que se encuentran en las Escrituras, y si queremos practicarlas de forma literal y acartonada, sin comprender el contexto, solamente estaremos practicando un rito, y si comparamos la cultura antigua con la contemporánea, podríamos eliminar la ordenanza, al considerar que no se ajusta a la realidad de hoy, y la declaramos obsoleta, y por consiguiente, un rechazo total.


Fui invitado a compartir la mesa con una familia a quien estimo mucho. De pronto tuve la necesidad de dirigirme al lavatrastos para contribuir en algo, porque el que no trabaja, bueno le sería no comer. En mi condición es como si alguien tiene que hacerlo trepado en un árbol. Al percatarse que lo estaba haciendo, inmediatamente llegó un miembro de la familia a quien le habían delegado esa actividad, e insistió en que me detuviera, pero le comenté que debía hacerlo. Al principio sentía molestia por la incomodidad, pero a medida que avanzaba, empecé a sentir el agua abrazando mis manos y esa espuma jugueteando con mis dedos. El olor a limpio me impulsaba a seguir haciéndolo e imaginaba el alma mía en mis manos, entre abundante agua y jabón para ser limpiada y capaz de emitir un olor a limpio. Me maravilla que ese vital liquido provisto para mitigar mi sed e hidratar mi cuerpo, también sea capaz de limpiar y refrescar. Ante todo esto, se me olvidó que estaba realizando una actividad que alguien de una posición alta, difícilmente haría. Fue una revelación, pues pude ver como dicha actividad era capaz de evidenciar la negligencia y apatía de personas no aptas para desempeñar cualquier tarea asignada. Análisis que podría ser la concepción de otro tema. Para muchos esta actividad puede llegar a convertirse como el día en que el Mesías al lavar los pies de sus discípulos, causó indignación en un hombre de servicio. Noten que no todos sintieron lo que sintió Pedro.

«Salúdense unos a otros de nuestra parte con un beso santo» les dice Pablo a los hermanos de corintios. El beso de la paz era una costumbre preciosa de la Iglesia Primitiva. Puede que fuera una práctica judía, que los cristianos adoptaron en las iglesias. Aparentemente se daba después de las oraciones e inmediatamente antes del partimiento del pan. Era la señal y el símbolo de que estaban a la mesa del amor, unidos en perfecto amor. Cirilo de Jerusalén escribe acerca de esto: «No penséis que este beso es como los que se dan los amigos en el mercado.» No era producto de la rutina ni de la sensualidad. Es verdad que en tiempo posterior no se daban besos entre hombres y mujeres sino sólo entre los hombres o entre las mujeres. A veces se daba, no en los labios, sino en la mano. Llegó a llamársele simplemente "la paz,» como ahora en muchas iglesias en las que se practica el saludo fraternal como parte del culto. Hacía falta recordarles esta buena costumbre a los corintios, porque su iglesia estaba rasgada por rivalidades y disensiones.

¿Por qué desapareció de la vida de la iglesia esa bella costumbre? En primer lugar, se fue desvaneciendo porque, con ser tan encantadora, se prestaba al abuso y, todavía más, a la maliciosa interpretación de los calumniadores paganos. En segundo lugar, cayó en desuso porque la iglesia era cada vez menos una comunidad de hermanos. En las pequeñas iglesias caseras en las que todos eran amigos estrechamente relacionados, era la cosa más natural del mundo; pero, cuando el grupito hogareño pasó a ser una reunión de muchas personas que no se conocían íntimamente, desapareció la confianza, y con ella el beso de la paz. Puede que donde hay congregaciones numerosas se pierda algo; porque, cuanto mayor y más desperdigada sea la congregación, más difícil resulta la confianza que reina donde todos se conocen y se quieren. Es verdad que la iglesia debe acoger a los forasteros y a los desarraigados; pero una iglesia en la que todos son desconocidos o, a lo más, meros conocidos, no es una iglesia en el sentido más profundo. La iglesia primitiva lo tenía todo en común, por eso se hace mención de la comunión del Espíritu Santo, porque es lo que Él puede hacer para bien de todos. En Babel era otro espíritu el que les motivo a unirse, y al final todo terminó en confusión, mientras que el ES nos lleva a toda verdad y no hay disolución.

Ya sea que se tenga por costumbre dar la mano, un beso en la mejilla o 2, y en especial algunos franceses, dar 3. Aquí lo importante es mantener la cercanía, la comunión del Espíritu. Manifestarle afecto al prójimo, sin fingimiento. Debemos examinar nuestros corazones para identificar que nos mueve a practicar ciertas costumbres litúrgicas.  El proverbista dice: «¿quieres besar a alguien? Dale una respuesta sincera y endulzaras sus labios.» Mi madre cuando se entera de que alguien ha hecho algo por mí, dice: «quien a mi hijo besa, mi boca endulza». Judas con un beso entregó a Jesús. Aquel que mojaba su pan en el mismo plato lo habría de traicionar. Si aplicamos este mandato literalmente y acartonada podríamos causar problemas con las culturas contemporáneas que no se sienten bien hacerlo. Si consideramos que no aplica hoy, entonces lo desechamos y ya, pero Pablo insiste a los hermanos de corintios que deberían de darse un beso santo, sin rencilla ni contienda. Pablo pide que manifiesten amor al prójimo, ese es el mandato, el espíritu de la palabra. Pedro dice a los hermanos que se den besos de amor.  El salmista dice: «Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere de aquí a poco su furor. Bienaventurados todos los que en él confían.»


Para ver el tema anterior dele clic a este enlace: La interpretación de la Biblia y las culturas contemporáneas 

1 comentario :

  1. El analítico21/5/16 09:27

    Excelente aplicacion con la realidad actual

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