«Mil cortes en las hojas del árbol del mal equivalen a uno solo en las raíces». Sólo podemos lograr una mejora considerable en nuestras vidas cuando dejamos de cortar las hojas de la actitud y la conducta y trabajamos sobre la raíz, sobre los paradigmas de los que fluyen la actitud y la conducta. (Thoreau)

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domingo

El libre albedrío del hombre para ir a Cristo Jesús

Perfección humana y el toque divino

La discapacidad física a la que he tenido que enfrentarme, después de un segundo intento fallido del hombre perverso por aniquilar mi cuerpo, he aprendido a valorar cada movimiento realizado por aquellos nervios motores y vegetativos que después de quedar atrofiados, han ido recuperándose paulatinamente. Es entonces cuando por fin me doy cuenta de la perfección que hubo en mi formación, de cómo fui entretejido en el vientre de mi madre, de los pequeños detalles que hacen que realice movimientos con tanta pericia y fineza, que jamás un androide humano o robot podrá tener, sin mencionar la habilidad de raciocinio y toda esa gama compleja de emociones que nos caracteriza como procedentes de una mente maestra, dotada de genialidades y belleza artística y lo más notable, Su sello de AMOR, Su propia naturaleza patentada, que posteriormente fue atrofiada por la maldad y Adán nuestro tronco común quien fue hecho a imagen y semejanza de su creador, se corrompió, siendo necesaria la venida del segundo Adán “Cristo” para que llegara a ser nuestro tronco común al nacer de nuevo. Él es la resurrección y la vida. Esa vid verdadera, que al estar separados de Él nada podemos hacer. Debemos ir a Él.