Es tan absurdo encontrarle un sentido lógico al plan
de salvación que Dios dispuso para que el hombre fuera salvo. Se supone que si nuestro pecado es grave,
entonces debemos realizar actividades que requieran de mucho esfuerzo y con un
orden litúrgico muy bien estructurado hasta lograr alcanzar el perdón y quien
no logre cumplir con dichos requerimientos automáticamente deberá ser
reprobado. A lo largo de la historia se
pueden apreciar mandamientos de hombres impuestos a aquellos que quieren
encontrar el favor de Dios y lo único que algunos han conseguido es frustración
y otros soberbia y arrogancia por su apariencia de piedad.
Israel después de haber murmurado contra Dios, Él les
mando serpientes ardientes dentro del pueblo y mordieron a mucha gente y
murieron muchos israelitas, y al darse cuenta que fue consecuencia de su
pecado, clamaron para que los libraran y fue cuando Dios le ordenó a Moisés que
hiciera una serpiente de bronce, la colocara en un asta y cuando todo aquel que
fuera mordido mirara a la serpiente de bronce, no moriría.
Cerca de las minas del Sinaí se honraba a un dios
curandero, y en agradecimiento se le ofrecían pequeñas serpientes de bronce,
por lo que los israelitas despreciaban esta práctica, por ser abominable
delante de los ojos de Dios, por lo que esta orden era bastante extraña, pero
es un gesto profético. Dios quiere sanar el pecado por el mismo instrumento del
pecado. Miraba la serpiente y se sanaba.
Otro gesto profético. El pecador no tendrá que cumplir prescripciones rigurosas,
sino que empiece más bien por mirar con fe la señal que Dios le otorga para su
curación.
Jesús dijo: «Como Moisés erigió la serpiente en el
desierto, así el Hijo del Hombre tiene que ser elevado de la tierra (en cruz),
a fin de que quien cree en él tenga vida eterna» (Jn 3,14). El relato de la serpiente es en la Biblia
una de esas señales de sentido oculto que esperaban el día en que Cristo les
diera significado, lo mismo que el suceso de Melquisedec (Gén 14) o la historia
de José. Así en nuestra vida, en nuestro pasado, hay varios acontecimientos que
no tienen explicación o sentido inmediato. ¿Por qué me tocó esto? Algún día, la
luz de Cristo vendrá a darle su significado.
Los hijos de Israel estaban agotados por la larga
marcha rodeando la tierra de Edom. Hablan descontentos de lo que Dios había
hecho por ellos y desconfiando de lo que Él haría. ¿Con qué se le agradará a quién
no estaría contento con el maná? Que el desprecio de algunos por la palabra de
Dios, no nos haga valorarla menos. Es el pan de vida, el pan esencial que nutre
a los que por fe se alimentan de él para vida eterna, aunque alguien lo llame
pan liviano.
Vemos el justo juicio de Dios sobre ellos por
murmurar. Él envió serpientes ardientes que mordieron mortalmente a muchos. Es
de temer que no hubieran reconocido el pecado sin sentir el ardor de la
mordida, pero transigieron bajo la vara. Dios hizo una provisión maravillosa
para su alivio. Los mismos judíos dicen que no era ver la serpiente de bronce
lo que curaba, sino que al mirarla, miraban a Dios como el Señor que los
sanaba. Había mucho del evangelio en esto. Nuestro Salvador declaró: «Como
Moisés levantó la serpiente en el desierto, así era necesario que el Hijo del
hombre fuera levantado para que todo aquel que en Él cree, no se pierda.» (Juan
3:14, 15)
Comparemos la dolencia de ellos con la nuestra. El
pecado muerde como una serpiente, y pica como una víbora venenosa. Comparemos
la aplicación del remedio de ellos y el nuestro. Ellos miraron y vivieron; y,
nosotros, si creemos, no pereceremos. Por fe miramos a Jesús, (Hebreos 12, 2).
Todo aquel que miraba, por desesperado que fuera su caso, débil su vista, o
lejano su lugar, era curado cierta y completamente. El Señor puede aliviarnos
de peligros y malestares por medios que la razón humana nunca hubiera
concebido.
¡Oh, que el veneno de la serpiente antigua, que
inflama las pasiones de los hombres y los hace cometer pecados que desembocan
en la destrucción eterna de ellos, fuera tan sensiblemente sentido, y el
peligro visto con tanta claridad, como los israelitas sintieron el dolor de la
mordida de las serpientes ardientes, y como temían la muerte subsecuente!
Entonces, nadie cerraría sus ojos a Cristo o se alejaría de su evangelio.
Entonces el Salvador crucificado sería tan valorado que todo lo demás sería
contado como pérdida por Él, como lo declara el apóstol Pablo; entonces, sin
demora, y con fervor y sencillez, todos le suplicaríamos a Él en la forma
señalada, clamando: «¡Señor, sálvanos; que perecemos!» Nadie abusaría de la
libertad de la salvación de Cristo, aunque reconocieran el precio que le costó.
Después de obtener el beneficio de sanidad al ver esa
serpiente de bronce colgada en un asta, los israelitas empezaron a adorarla, quemándole
incienso y llamándola Nehustán; aquello que era abominable, después se
convierte en un ídolo, fetiche o amuleto de protección para ellos, hasta que
por misericordia se levantó un rey descendiente de David llamado Ezequías,
quien empezó a hacer lo recto delante de los ojos del SEÑOR e hizo pedazos la serpiente
de bronce que Moisés había hecho (2Reyes
18:4), ya que el pueblo paso muchos años idolatrándola y nadie se los
impedía; situación que se sigue repitiendo por ignorancia, dureza de corazón o
avaricia de muchos líderes que mantienen entretenidos a sus seguidores.
¿Por qué Dios no le ordenó a Moisés que fundiera un
ángel, a Abraham o una imagen de Dios? La intención no era que ellos se
inclinaran ante la serpiente. No hay artífice en todo el universo que pueda con
sus manos tallar una imagen de Dios, ya que no existe mente que pueda hacerlo,
pues es una creatura intentando tallar a su creador, no es posible y como dice la
carta a los Romanos 1:22,23 «Profesando ser sabios, se volvieron necios, y
cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre
corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
Dios no ordenó a Moisés hacer un cordero, pero la
razón, aunque dolorosa y triste, fue por el hecho de que la serpiente fue
maldecida por Dios en el paraíso, y Cristo en la cruz fue hecho maldición por
nosotros (Gálatas 3.13). Sabemos que es triste admitirlo, pero es la dolorosa
realidad (Deuteronomio 21.23). CRISTO se hizo maldito al morir en una cruz para
bendecirnos y darnos vida, porque por causa del pecado estábamos condenados a
la muerte segunda, un lugar sin retorno y Él descendió, canceló la deuda y como
no tenía pecado propio regresó, no para seguir colgado y crucificado, pues
ahora tiene un nombre que es sobre todo nombre y prometió estar todos los días
con los que le siguen hasta el fin.

Hace
2000 años fue levantado el Cristo, quien sufrió la peor vergüenza, ser colgado
de una cruz (madero). Fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca; como
cordero que es llevado al matadero, y como oveja que ante sus trasquiladores
permanece muda, no abrió El su boca y por opresión y juicio fue quitado. Quedó
totalmente desfigurado, no había aspecto hermoso y majestad para mirarlo, ni
apariencia para desearlo. ¿Se apreciaría una imagen así? ¿Se podría tallar una imagen del Dios
invisible y primogénito de toda creación? (1corintios 1:15)
Creció delante de Él como renuevo tierno, como raíz de tierra seca; no tiene aspecto hermoso ni majestad para
que le miremos, ni apariencia para que le deseemos. Fue despreciado y
desechado de los hombres, varón de dolores y experimentado en aflicción; y como
uno de quien los hombres esconden el rostro, fue despreciado, y no le
estimamos. Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros
dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y
afligido. Más El fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras
iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre El, y por sus heridas
hemos sido sanados. (Isaías 53:2,5)
A la realidad o ficción hoy en día se le llama Religión, normas humanas que alejan a las personas de una verdadera relación con Dios. Recordemos que todos estos acontecimientos estuvieron mucho antes de nuestro Señor Jesucristo, en el tiempo de la Ley y no de la Gracia, son historias del Antiguo Testamento, pero no por eso, dejan de tener su importancia y gran significado.
ResponderEliminarLas personas hoy en día quieren vivir un evangelio Light, donde se pueda buscar de Dios sin dejar de llevar una doble vida, no se quiere pagar el precio...Jesucristo lo dijo claramente "toma tu cruz y sígueme", El mismo asegura que no es fácil, pero la recompensa será más que gratificante, la vida Eterna!!!!!!!
Lo que sucede es que la religión no pasará en el mejor de los casos en informar de Dios, según la concepción humana, mientras que la experiencia del Espíritu Santo, mas que informar, trasforma vidas, al revelarnos al cordero de Dios, que quita el pecado y sus consecuencias.-
ResponderEliminarMuy acertada tu respuesta, excelente conclusión...bendiciones amigo!!!!!
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