«Mil cortes en las hojas del árbol del mal equivalen a uno solo en las raíces». Sólo podemos lograr una mejora considerable en nuestras vidas cuando dejamos de cortar las hojas de la actitud y la conducta y trabajamos sobre la raíz, sobre los paradigmas de los que fluyen la actitud y la conducta. (Thoreau)

viernes

Quien no se atreve a caminar, jamás tropezará

CAMINO SE HACE AL CAMINAR
No trataré de dar ninguna explicación acerca de las festividades de fin de año, pues sería como corregir las faltas de ortografía de la carta de amor de la novia o viceversa. Lo interesante es observar como los sentimientos afloran en dicha época. Hay acercamiento que antes no se daba por cualquier tipo de dificultad. Es la oportunidad de pedir perdón, de hacer nuevos votos. Esa catarsis que a muchos les ayuda para poder continuar con lo cotidiano. Pero también afloran sentimientos de soledad para algunos que, al encontrarse solos en una fecha tan importante, les invade la tristeza. En mi niñez añoraba que ese día llegara y que nunca se fuera. Recuerdo escuchar por la radio decir: Faltan 100 días para navidad y eso causaba mucha alegría a mi corazón, pero esa cuenta regresiva no avanzaba muy deprisa, y se volvía una espera inquietante. Cuando faltaban ya 8 días, mi interior era como aguas agitadas golpeando la roca, como esa barca que se encontraba perdida a la deriva en medio de una fuerte tormenta. Amaneció el gran día y en un suspiro, desapareció. Hoy me encuentro desolado porque falta un año para que vuelva.

Cuantas lunas han pasado, suspira el viejo poeta de su tribu. Se siente algo cansado, pero satisfecho. Sus sandalias lucen desgastadas, no más que la planta de sus pies, por los senderos que ha transitado. En un tema anterior mencionaba que el caminante hace camino al caminar, pero que hay caminos que al hombre le parecen derechos y que su fin es de muerte. En la antigüedad Dios le hace una fuerte declaración a su pueblo: «Lo que tu pie pisare será tuyo». ¿Que provocó que ese pueblo no decidiera salir corriendo para tomar posesión, según las fuerzas le permitieran alcanzar en su caminar? Ciertamente dice el proverbista: “No por madrugar amanece más temprano y que quien se suena mucho la nariz, se sacará sangre”. “Quien bate mucho la leche, hará mantequilla”. Podemos correr por la vida, caminar o quedarnos sentados sin hacer nada. Israel llegó al grado de no querer hacer nada sin recibir instrucciones de parte de Dios. En una ocasión la cosecha del trigo había llegado al termino para recoger su grano, pero ellos se rehusaban hacerlo, porque esperaban que Dios a través del profeta les dijera que iniciaran la recolección, y el trigo se estaba pudriendo. Al parecer, ellos querían que Dios realizara la cosecha y quizá, hasta abrirles la boca y alimentarlos.

Durante la travesía por el desierto, el maná no dejó de caer, pero una vez fueron introducidos a la tierra que les había prometido, el maná cesó. «El SHADAI» como fue conocido en el desierto, significaba: «Los pechos que amamantan». Fue exactamente lo que pasó. Dios les amamantó en todo el camino, pues nada les hizo falta. Como nada le hace falta al lactante hasta tener una edad considerada para poder pelear sus propias batallas. Pablo en su primera carta enviada a los hermanos que se encontraban en Corintios, le dice: “_Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño, más cuando ya fui hombre hecho, dejé lo que era de niño_”. Lo que estaba diciéndoles era que ellos debían de madurar, que ya era tiempo de actuar como adultos. Cuando les escribe a los hebreos, le dice: “_A propósito de esto tendríamos muchas cosas que decir, pero nos cuesta exponerlas, porque se han vuelto lentos para comprender. Ustedes deberían ser maestros después de tanto tiempo, y, en cambio, necesitan que se les vuelvan a enseñar los primeros elementos de las enseñanzas de Dios. Necesitan leche y no alimento sólido_”. El alimento solido que les estaba proporcionando no lo podían digerir y que penosamente se les tenía que dar leche, lo cual no era bueno para su crecimiento.

Muchos tienen miedo de caminar por temor a caerse, no digamos de correr o volar. Si queremos evitar una caída, lo mejor sería no caminar. Quien piensa de esa manera es como los muertos que entierran a sus muertos, hay que dejarlos, les dijo Jesús: ustedes «síganme»


 Quieres que Dios te vuelva a decir: «Todo lo que tu pie pisare será tuyo» y la pregunta es: ¿Qué harás con los talentos que te dio? Si tienes miedo, los enterraras, si conformista, los meterás al banco para que gane intereses o si eres intrépido, decido a abrazar las promesas del que no es hombre para mentir ni hijo de hombre para arrepentirse, entonces… los «trabajarás» para que se multipliquen. Eso es lo que nos quiere decir la parábola de los talentos. Si decides caminar, hay grandes probabilidades de que tropieces ante un obstáculo y te caigas, pues bien: «LEVANTATE» porque ha venido su luz para alumbrar tu camino. Después que te levantes, ya no serás el mismo, sino una mejor persona. Atrévete a caminar y haz camino al caminar, pero en todos tus caminos, encomiéndate a Dios y el enderezará tus veredas. -

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