Afirmaron ser sabios pero se convirtieron en completos
necios

Pablo
a los romanos: ««Desde la creación del mundo, todos han visto los cielos y la
tierra. Por medio de todo lo que Dios hizo, ellos pueden ver a simple vista las cualidades invisibles de Dios: su
poder eterno y su naturaleza divina. Así que no tienen ninguna excusa para no conocer a Dios. Es cierto, ellos conocieron a Dios pero no quisieron
adorarlo como Dios ni darle gracias. En cambio, comenzaron a inventar ideas
necias sobre Dios. Como resultado, la mente les quedó en oscuridad y
confusión. Afirmaban
ser sabios pero se convirtieron en completos necios. Y, en lugar de
adorar al Dios inmortal y glorioso, rindieron culto a ídolos que ellos mismos se
hicieron con forma
de simples mortales, de aves, de animales de cuatro patas y de
reptiles. Entonces Dios los abandonó para que
hicieran todas las cosas vergonzosas que deseaban en su corazón. Como
resultado, usaron sus cuerpos para hacerse cosas viles y degradantes entre sí»». (Rom.1:18-24) ¡Oh Dios!
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Desde la creación del mundo, todos han visto los cielos y
la tierra
¿Quién
no ha elevado su vista para contemplar los cielos alguna vez? David al detenerse
para observar los cielos, decía: Cuando
miro el cielo de noche y veo la obra de tus dedos —la luna y las estrellas que
pusiste en su lugar—, me pregunto: ¿qué son los seres humanos para que pienses
en ellos, los simples mortales para que de ellos te ocupes? Al asombro de
David por observar las maravillas de Dios, le surgen interrogantes en cuando a
quien es el hombre, porque sabía lo que Él estaba confiándoles, y dijo: Los pusiste a cargo de todo lo que creaste,
y sometiste todas las cosas bajo su autoridad. ¿Qué hemos hecho con ese
empoderamiento? Con el surgimiento de nuevas tecnologías, se ha podido
descubrir más sistemas solares y apreciar al universo de una forma más clara.
Toda esa fascinación por los recientes descubrimientos ha provocado en los
hombres de ciencia (científicos) de este mundo, necedad.
Podemos ver a
simple vista las cualidades invisibles de Dios
No
se requiere de mucho conocimiento para poder observar las cualidades de Dios,
ya que Él nos ha dotado de sentido y razón para poder a simple vista contemplar
su hermosura, su poder eterno y su
naturaleza divina. El hombre no necesita Teología y religión para conocer a
Dios y mantener ese vínculo perfecto llamado AMOR. La religión nos mostrara en
el mejor de los casos: a un Dios histórico, pero Jesús es quien nos llevará al
verdadero conocimiento de quien es en verdad Dios, y de cuál es su relación con
nosotros. Christopher Christian Sturn dijo: «Qué admirables son los cuerpos
celestes! ¡Estoy asombrado por su esplendor y me deleito en su hermosura! Pero,
a pesar de esto, por hermosos y ricamente adornados que sean, este cielo carece
de inteligencia. No se da cuenta de su propia hermosura, en tanto que yo, que
soy mera arcilla moldeada por la mano divina, estoy dotado de sentido y razón.»
No tenemos ninguna excusa para no conocer a
Dios.

La sabiduría humana se ha convertido en arrogancia y desprecio por
Dios y al reusarse a conocerle, de pronto vino la sentencia, diciendo: «Destruiré la
sabiduría de los sabios y haré fracasar la inteligencia de los inteligentes» ¿Quién
se atreverá a presumir de sabio, de maestro o de investigador de este mundo?
¿No ha demostrado Dios que la sabiduría de este mundo es pura necedad? En
efecto, el mundo con su sabiduría sobre Dios, no ha llegado a conocerlo. Por
eso, Dios ha decidido salvar a los creyentes a través de un mensaje que parece
absurdo; mientras los judíos piden milagros y los griegos buscan sabiduría, nosotros
anunciamos a Cristo crucificado, que para los judíos es una piedra en que
tropiezan y para los paganos es cosa de locos. Sin embargo, para los llamados,
tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. Por
tanto no hay excusa, ya que Dios está tocando la puerta llamando y quien le
abra, Él entrará a su corazón, no importa si eres religioso o no.
Conocieron
a Dios, pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias

La
arrogancia se hace evidente cuando pensamos que todo lo que hemos logrado ha
sido por nuestro esfuerzo, sin considerar que la vida viene de Dios. Pero es
más fácil aceptar que somos el resultado de una explosión galáctica, que todo
nuestro entorno es consecuencia de probabilidades cuánticas. Con este tipo de
razonamiento intentamos librarnos de la responsabilidad de tener que rendir
cuentas de lo que Dios confió en nuestras manos. David logró ver lo que Dios
estaba confiándole al hombre. Debemos darle gracias a Dios por todos los
recursos que puso a nuestra disposición y usarlos con sabiduría. Adam fue
puesto en el huerto del Edén para cuidarlo y por su desobediencia, al procurar
conocer del bien y del mal con la intención de ser igual a Dios, el resultado
fue, ser expulsado lleno de vergüenza y muerte. Cuando llegó Dios a visitarle,
se escondió de Él y procuró cubrir su desnudez con hojas. ¿Cómo haremos
nosotros para cubrir nuestra desnudes? ¡Exacto! EL CORDERO DE DIOS.
Comenzaron a inventar ideas necias sobre Dios
Con la religión inventan toda clase de dogmas para someterse a sus
mismas concupiscencias y con la ciencia inventan mitos y fabulas, porque sus
mentes están en oscuridad y confusión. Al final terminan rindiéndole culto a
ídolos fabricados por ellos mismos con la forma de simples mortales. Como
resultado, la mente les quedó en oscuridad y confusión porque Dios los abandonó
a sus propios deseos, los
deseos de su corazón y como resultado
es que hacen cosas indignas de un ser humano. Así que continuare con las
conductas del hombre que excluye a Dios de su vida, y que Pablo dio a conocer a
los que estaban en Roma, a través de una carta (Rom.1:28-32)

El
que excluye a Dios de su vida se vuelve falso;
como mezclar un metal precioso con otro de menos valor, o aguar el vino. La falsedad,
describe la cualidad de la persona de inteligencia tortuosa y retorcida que no
sabe actuar con rectitud, se desvía hacia métodos astutos y disimulados para
salirse con la suya. Tienen un espíritu
que atribuye siempre lo peor. Aristóteles lo definía en un sentido más
restringido que siempre ha conservado. Decía que era "el espíritu que
siempre piensa lo peor de los demás.» Plinio lo llamaba «malignidad en la
interpretación.» Jeremy Taylor decía que es «la bajeza de la naturaleza que nos
hace tomarlo todo por el lado malo, y atribuirle a todo la peor intención.» Hay
dicho que dice: «Piensa mal, y acertarás.» Es terrible pensar en la cantidad de
reputaciones que se han asesinado mientras se tomaban unos cafés. Cuando nos
den ganas de hacerlo, debemos recordar que Dios oye y recuerda cada palabra que
decimos. Como pierden el interés por conocer más de Dios, se vuelven chismosos y criticones, van pregonando
sus maledicencias por todas partes o cuentan sus historias al oído de su
interlocutor con la intención de destruir una reputación. Se vuelven aborrecedores de Dios, por ser la
barrera que se interpone entre ellos y sus placeres, la cadena que les impide
hacer lo que les dé la gana y de buena gana eliminarían a Dios si pudieran. Se
vuelven insolentes, confiados en su
riquezas, poder y habilidad, creen no tener dependencia de nadie. Son desenfrenados
y sádicamente crueles e injuriosos. Aristóteles los describe como el espíritu
que hiere y ofende a los demás, no por venganza u obtener ventaja, sino
simplemente por el placer de hacer daño.

Al
quitar la vista de su Creador, el hombre se vuelve arrogante. Teofrasto, filósofo griego describió la arrogancia como:
«un profundo desprecio por todo lo que no sea uno mismo» El arrogante está
rodeado de una atmósfera de desprecio y se complace en hacer que los demás se
sientan insignificantes. Se vuelven fanfarrones.
Los griegos se referían al fanfarrón: como el espíritu que pretende tener lo
que no tiene. Jenofonte decía que se da este nombre a los que presumen de ser
más ricos o más valientes de lo que son, y se comprometen a hacer para obtener
alguna ganancia o provecho lo que no son capaces de hacer. Teofrasto tiene aquí
también un estudio de una persona así: el presumido, el «esnob». También son inventores de males, descubre o inventa
vicios nuevos y recónditos, porque ya está hastiado y anda buscando nuevas
emociones en nuevos pecados. Son desobedientes
a sus padres y la razón para incluir aquí este pecado es que, una vez relajados
los lazos familiares, se produce una degeneración total en cadena. Este mal
está destruyendo nuestras sociedades. Son insensatos,
no aprenden de la experiencia, ni aceptan el consejo.

Cuando
se descarta a Dios, no se tiene palabra.
Esto sería especialmente grave para los romanos; en los buenos tiempos de la
historia de Roma la honradez era clave e importantísima; la palabra de un
hombre era suficiente garantía. En realidad era lo que distinguía a los romanos
de los griegos, tramposos redomados. Al usar esta palabra, Pablo estaba
recordándoles a los romanos no sólo la ética cristiana, sino los principios de
honradez de sus mejores días como nación. Carecen
de afecto natural, ya que los hijos se consideraban una desgracia. Cuando
nacía un bebé, se le ponía a los pies de su padre: si levantaba la vista,
quería decir que le reconocía; pero si se marchaba dejándole ahí, se le echaba
a la basura literalmente. Todas las noches había treinta o cuarenta bebés abandonados
en el foro romano; los lazos de amor humano estaban desapareciendo; se vuelven despiadados; en ese tiempo un amo podía
matar o torturar a un esclavo; al fin, no era más que una cosa, y la ley le
concedía al amo un poder ilimitado sobre el esclavo. Era una época despiadada
en sus mismos placeres; a la gente le encantaba presenciar las luchas de
gladiadores, ver cómo se mataban; era una época en que se desconocía la
compasión.
Pablo
les escribió a los romanos de las conductas del hombre, que son propias de alguien
que ha desterrado de su vida a Dios. En aquel tiempo la gente había llegado a
tal grado de maldad, que no le daban ninguna importancia y animaban a otros a
que hicieran lo mismo. Aquí nos da Pablo una descripción terrible de lo que
pasa cuando desterramos deliberadamente a Dios de nuestra vida. A su debido
tiempo, Roma pereció. El desastre sigue irremisiblemente a la degeneración.
Volvernos a Dios y alejarnos de la religión, será la solución a tanta desgracia
y tragedia humana.-
HOLA MIS DIENTECITOS DE MAIZ TIERNO!!! GRACIAS POR TAN BELLO MENSAJE, COMO SIEMPRE ME EDIFICAS NO SOLO A MI SINO A TODOS TUS LECTORES!!!! ME LLENA DE ALEGRIA PODER LEER TUS MENSAJES LLENOS DE SABIDURIA, SIGUES SIENDO ESPECIAL!!!! NO CABE DUDA, SOMOS EL UNO PARA EL OTRO, SECO DE MI CORAZON!!!! QUE DIOS NOS DE SU BENDICION!!!
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