
La Iglesia ya había entrado en la Gran Apostasía. Ella había conquistado al Imperio Romano; pero en realidad el Imperio había conquistado a la Iglesia, no aboliéndola sino rehaciéndola a su propia semejanza. La Iglesia Imperial de los siglos 4o. y 5o. se había hecho una institución completamente diferente de la Iglesia perseguida de los tres siglos primeros. En su ambición de reinar, olvidó y perdió el espíritu de Cristo.
«Mil cortes en las hojas del árbol del mal equivalen a uno solo en las raíces». Sólo podemos lograr una mejora considerable en nuestras vidas cuando dejamos de cortar las hojas de la actitud y la conducta y trabajamos sobre la raíz, sobre los paradigmas de los que fluyen la actitud y la conducta. (Thoreau)
miércoles
LA VIDA QUE HA EXCLUIDO TOTALMENTE A DIOS
Cuando
un padre permite que su hijo haga lo que quiera, éste hijo es abandonado a su
suerte. Algunos padres piensan que lo mejor es dejar que los hijos tengan su
propia experiencia, y son abandonados como el avestruz que entierra su huevo en
el desierto y se marcha. Otros saben que deben instruir a sus hijos como el
águila a su polluelo, hasta que aprenda a volar, y pueda cazar por sí mismo,
pero están los que con gran dolor, ven a
sus hijos marcharse, hijos que no estuvieron dispuestos a someterse a la
instrucción, y disciplina de sus padres, y decidieron seguir en pos de los
deseos de su corazón. Recuerdo las palabras de mi viejo, cuando se disponía a disciplinarme.
Me veía, y decía: «Prefiero corregirte yo ahora, para que después no seas
avergonzado en la calle» Instruye al niño en su camino, y cuando sea viejo, no
se apartara de él. Quien dijo esta gran verdad, sufrió en carne propia, el
cometer las peores deshonras que un viejo puede hacer.
En
algunas versiones de la Biblia, Pablo escribiéndole a los romanos, dice que
Dios los entrego a una mente reprobada. ¿Qué clase de Dios es ese? Pero otras
versiones dice que él los dejo hacer lo que deseaban hacer, porque despreciaron
su instrucción. ¡Ah! entonces quiere decir que insistiéndoles, al final los
dejo seguir su propio camino. Ahora les proporcionaré el catálogo, como un
espejo, en donde podemos ver que tan bien estamos, pero con Papá instruyéndonos,
al final, su obra perfecta será. Pablo dijo:
Como no han querido tener en cuenta a Dios, Dios
los ha dejado hacer todo lo malo que su mente inútil los lleva a hacer. El resultado es que hacen cosas indignas de un
ser humano. Están repletos de toda maldad, villanía, ansia de
poseer, depravación. Están llenos de envidia, asesinato,
contienda, falsedad,
y del espíritu que atribuye siempre lo peor.
Son chismosos y criticones,
aborrecedores de Dios. Son personas insolentes, arrogantes,
fanfarronas, inventoras
de males, desobedientes
a los padres, insensatas, gente sin palabra, sin
afecto natural, despiadados. Son la
clase de personas que saben perfectamente que los que hacen tales cosas merecen
la muerte, y sin embargo no sólo las hacen, sino también dan su aprobación a
los que las hacen. (Rom.1:28-32)
Sería
difícil encontrar un pasaje que nos presentara con más claridad lo que le
sucede a la persona que no tiene en cuenta a Dios. No es tanto que Dios le
envía el juicio como que esa persona se lo atrae sobre sí, al dejar a Dios
fuera de su esquema de las cosas. Cuando uno destierra a Dios de su vida se
convierte en cierta clase de persona. Tales personas hacen cosas que son
impropias de un ser humano. Los estoicos tenían una expresión: llamaban kathékonta a lo que es
propio de una persona. Ciertas cosas son esencial e inherentemente parte de
la humanidad, y otras no. Como dice Shakespeare en Macbeth: «Osaré hacer
todo lo que compete a un hombre; El que pretende hacer más, no lo es» El que
destierra a Dios no pierde sólo la piedad; pierde también la humanidad. A
continuación viene una larga lista de cosas terribles. Vamos a considerarlas
una por una.
MALDAD (adikía). Adikía
es precisamente lo contrario de dikaiosyné, que quiere decir
justicia, integridad; y los griegos definían la justicia como darle a Dios y al
hombre lo que les es debido. El malvado es el que despoja de sus derechos al
hombre y a Dios. Se ha erigido un altar a sí mismo en el centro de todo, de
manera que se rinde culto a sí mismo excluyendo a Dios y al hombre. Es
egocéntrico; piensa que el mundo es de los listos. El que tiene más galillo
traga mas pozol, es su lema. Hace lo que hace, porque cree estar en su derecho.
VILLANÍA (ponéría).
La palabra griega quiere decir más que maldad. Hay una clase de maldad que, por
lo general, no hace daño nada más que al que la tiene. No es una maldad
transitiva. Cuando perjudica a otras personas, como es natural que suceda con
la maldad, no lo hace intencionadamente. Puede ser insensatamente cruel, pero
no tiene una crueldad encallecida. Pero los griegos definían ponéría como el deseo de hacer daño. Es
la voluntad activa e intencionada de corromper y de provocar una injuria.
Cuando los griegos definían a una mujer como ponérá querían decir que
seducía deliberadamente a los inocentes. Uno de los títulos más corrientes de
Satanás en griego es ho ponérós, el malvado, el que ataca
a propósito la bondad para destruirla. Ponérós describe al hombre que no sólo
es malo, sino que quiere hacer a los demás tan malos como él. Ponéría es una
maldad destructiva.
ANSIA DE POSEER (pleonexía). La
palabra griega es compuesta de otras dos que quieren decir tener más. Los
mismos griegos definían pleonexía como un maldito amor a
tener. Es un vicio agresivo. Se ha descrito como el espíritu que persigue el
interés propio sin tener en absoluto en cuenta los derechos de los demás, y
hasta sin la menor consideración para con la común humanidad. Su característica
es el despojo. Teodoreto, el prolífico teólogo sirio del siglo V, lo describe
como el espíritu que se apropia y retiene cosas a las que no tiene ningún
derecho. Puede operar en cualquier esfera de la vida: en cuanto a cosas
materiales quiere decir apropiarse de dinero y bienes sin respeto ni honradez;
en la esfera ética se refiere a la
ambición que lo pisotea todo para ganar algo que no le corresponde; en la
esfera moral indica la concupiscencia
incontrolada que encuentra placer donde no tiene ningún derecho. La pleonexía
es el deseo que no respeta ninguna ley.
DEPRAVACIÓN (kakía).
Es la palabra griega más general para maldad. Describe la situación del que
está desprovisto de toda cualidad positiva. Por ejemplo, un kakós
krités
es un juez que no tiene ningún respeto a las leyes, ni tampoco el menor sentido
moral, ni la rectitud de carácter que no pueden faltar en un buen juez.
Teodoreto describe esta condición como «la tendencia del alma a lo peor.» La
palabra que usa para tendencia es ropé, que quiere decir la
inclinación de la balanza. Un hombre que es kakós es el que siempre
tiende hacia lo peor. Kakía se ha descrito acertadamente
como la depravación total que incluye todos los vicios e introduce todos los
pecados. Es la degeneración de la que crecen, y en la que florecen todos los
pecados.
ENVIDIA (fthonos).
Hay envidia buena y mala. Existe una envidia que le revela a una persona sus
debilidades e incapacidades, y la predispone a seguir buenos ejemplos; y existe
otra que sencillamente se entristece por el bien ajeno y, si lo desea para sí,
tendría que ser sin que le costara el menor esfuerzo, aunque, como dice el
poeta, a veces puede llegar hasta el crimen: La envidia de la virtud - hizo a
Caín criminal. ¡Gloria a Caín! Hoy el vicio - es lo que se envidia más. Es la
más destructiva y retorcida de las emociones humanas.
ASESINATO (fonos).
Debemos tener presente siempre que Jesús amplió inconmensurablemente el sentido
de esta palabra cuando enseñó que no son solamente los actos de violencia los
que debemos evitar, sino también el espíritu de odio y de ira (Mat_5:21).
Debemos desterrar de nuestro corazón toda enemistad o desprecio hacia otras
personas. Tal vez no hayamos golpeado nunca a nadie; pero, ¿podemos decir que
no le hemos deseado nunca el mal? Como decía Tomás de Aquino hace mucho tiempo:
«El hombre mira los hechos; pero Dios ve las intenciones.»
CONTIENDA (eris).
Indica la rivalidad que nace de la envidia, de la ambición, del deseo de
prestigio, puestos y superioridad. Si nos limpiamos de los celos ya hemos hecho
algo para librarnos de muchas peleas y contiendas. Es un don de Dios el ser
capaces de experimentar tanto placer ante el éxito de los otros como ante el
nuestro.
Me
detendré de momento para que reflexionemos en cuanto a la importancia que tiene
el ser parte de la corrección. Al que Dios toma por hijo, lo disciplina. ¡Ah!
al hijo, no al bastardo. ¿Y habéis ya
olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige? Hijo mío, no
menosprecies la corrección del Señor, ni desmayes cuando eres de Él reprendido.
(Heb.12:5). Él enjuagará tus lágrimas, ninguna de ellas caerá a tierra. Job
sabía de la existencia de Dios, pero no le conocía, y al final de la prueba lo
conoció al decir: Antes de oídas te había oído, mas ahora mis ojos te ven, me
arrepiento en polvo y ceniza. Sus ojos fueron abiertos, y vio su condición y la
esperanza de su redención.-
Continuare
en el siguiente tema con la segunda parte.-
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