Perfección humana y el
toque divino

La
discapacidad física a la que he tenido que enfrentarme, después de un segundo
intento fallido del hombre perverso por aniquilar mi cuerpo, he aprendido a
valorar cada movimiento realizado por aquellos nervios motores y vegetativos
que después de quedar atrofiados, han ido recuperándose paulatinamente. Es
entonces cuando por fin me doy cuenta de la perfección que hubo en mi
formación, de cómo fui entretejido en el vientre de mi madre, de los pequeños
detalles que hacen que realice movimientos con tanta pericia y fineza, que
jamás un androide humano o robot podrá tener, sin mencionar la habilidad de
raciocinio y toda esa gama compleja de emociones que nos caracteriza como
procedentes de una mente maestra, dotada de genialidades y belleza artística y
lo más notable, Su sello de AMOR, Su propia naturaleza patentada, que
posteriormente fue atrofiada por la maldad y Adán nuestro tronco común quien
fue hecho a imagen y semejanza de su creador, se corrompió, siendo necesaria la
venida del segundo Adán “Cristo” para que llegara a ser nuestro tronco común al
nacer de nuevo. Él es la resurrección y la vida. Esa vid verdadera, que al
estar separados de Él nada podemos hacer. Debemos ir a Él.

"Venir
a Cristo" es una frase muy común en el nuevo testamento de la Biblia. Se
usa para describir esas acciones del alma por las que, abandonando de inmediato
los pecados y su justicia propia, el hombre vuela hacia el Señor Jesucristo
para recibir Su justicia, revestirse con ella y Su sangre para que sea su
expiación. Venir a Cristo, entonces, encierra el arrepentimiento, la negación
de uno mismo y la fe en el Señor Jesucristo. Incluye en sí todas esas cosas que
son el acompañamiento necesario de estos grandiosos estados del corazón, tales
como la creencia en la verdad, la diligencia en la oración a Dios, la sumisión
del alma a los mandamientos del evangelio de Dios y todas esas cosas que
acompañan el amanecer de la salvación en el alma. ¡Que pesada carga!, dice el
hombre que anda en busca de libertad, cuando su naturaleza no lo deja avanzar.
La naturaleza humana
no puede ser cambiada por un humano
Veamos
a una madre con su bebé en brazos. Le damos un cuchillo y le decimos que le dé
al bebé una puñalada en el corazón. Ella responde, en verdad, de todo corazón:
"No puedo." Ahora, en lo que se refiere a su poder físico, ella
podría si quisiera. Tiene un cuchillo y tiene al niño. El pequeño está
indefenso y la madre tiene la suficiente fuerza en su mano para darle una
puñalada. Pero tiene mucha razón cuando dice que no puede hacerlo. Es muy
posible, como un simple acto de su mente, que la madre piense en matar a su
hijo y sin embargo ella dice que no puede pensar en tal cosa. Y no miente
cuando lo dice, porque su naturaleza de madre no le permite hacer algo frente a
lo cual su alma se rebela. Simplemente debido a que es la madre del niño,
siente que no puede matarlo. Sucede lo mismo con el pecador.

Ven
a una oveja, ¡observen con qué entusiasmo come de su pasto! Nunca se han
enterado de una oveja que busque la carroña, no podría vivir del alimento que
corresponde a los leones. Si traemos un lobo y alguien pregunta si puede
alimentarse de hierba, si puede ser tan dócil y domesticado como la oveja. La
respuesta es que no, pues su naturaleza va en contra de todo eso. Si
consideramos: "Bien, tiene orejas y patas. ¿Acaso no puede oír la voz del
pastor y seguirlo a donde quiera que vaya?" La respuesta es: Si. No hay
ninguna causa física por la que no pueda hacerlo, pero su naturaleza se lo
impide, y por lo tanto no puede hacerlo. ¿Acaso no puede ser domesticado? ¿No
puede desaparecer su naturaleza feroz? Probablemente pueda someterse de tal
manera que puede llegar a parecer manso, pero siempre habrá una marcada
diferencia entre el lobo y la oveja, ya que hay una distinción en sus
naturalezas.
La incapacidad del
hombre para ir a Cristo no es física

Si
para venir a Cristo, mover el cuerpo o caminar con los pies puede ser de ayuda,
ciertamente el hombre tiene todo el poder físico para venir a Él en ese
sentido. Una vez un religioso necio declaró que no creía que ningún hombre
tenía el poder de caminar a una congregación cristiana si el Padre no le
llevara. Ese hombre era verdaderamente un tonto, porque debió haber visto que
mientras un hombre tenga vida y piernas le resulta lo mismo de fácil caminar a
la congregación cristiana que a la congregación de paganos. Si venir a Cristo
incluye decir una oración, el hombre no tiene defecto físico sobre este
particular. Si no es mudo, puede decir una oración tan fácilmente como decir
una blasfemia. Es tan fácil que un hombre cante uno de los cantos cristianos
como que cante una canción profana teñida de lujuria. No hace falta el poder
físico para venir a Cristo. El hombre tiene todo el poder corporal que se
necesita. Y cualquier parte de la salvación que consista en eso, está entera y
totalmente al alcance del hombre, sin necesidad de ninguna ayuda del Espíritu
de Dios.
La incapacidad del
hombre para ir a Cristo no es mental
No reside
esta incapacidad en ninguna deficiencia mental. Puedo creer que la Biblia es
verdadera con la misma facilidad que puedo creer que cualquier otro libro es
verdadero. En la medida en que creer en Cristo no sea más que un acto de la
mente, soy tan capaz de creer en Él como lo soy de creer en cualquier otra
persona. Si Sus afirmaciones son verdaderas sería una pérdida de tiempo que me
digan que no puedo creerlas. Puedo creer lo que Cristo afirma de la misma
manera que puedo creer lo que afirme cualquier otra persona. No hay ninguna
falta de capacidad en la mente, es capaz de apreciar como un concepto
intelectual la culpa del pecado, de la misma manera que es capaz de entender la
culpa que implica un asesinato. Es posible que yo desarrolle la idea mental de
buscar a Dios, de la misma manera que puedo ejercitar el pensamiento de la
ambición.

Tengo toda la fortaleza mental y el poder que se puede necesitar en la medida
en que el poder mental sea necesario para la salvación. No, no hay ningún
hombre tan ignorante que pueda argumentar su falta de intelecto como una excusa
válida para rechazar el evangelio. Entonces, el defecto no está ni en el
cuerpo, ni en lo que debemos llamar en el sentido teológico: la mente. No
existe ni insuficiencia ni deficiencia en ella, aunque ciertamente es su depravación,
corrupción o su ruina, lo que después de todo, conforma la esencia misma de la
incapacidad del hombre.

Ahora,
la razón de por qué el hombre no puede venir a Cristo no es porque no pueda
venir por alguna razón relacionada con su cuerpo o con el simple poder de su
mente. El hombre no puede venir a Cristo porque su naturaleza está tan
corrompida que no tiene ni la voluntad ni el poder para venir a Él, a menos que
sea traído por el Espíritu Santo. El hombre cree que con su libre albedrío
puede llegar a Dios, está equivocado, pues en el mejor de los casos únicamente
podrá acercarse a una religión cristiana, pero jamás a Cristo. «Nadie viene a
mí, si el Padre no lo envía y nadie va al Padre sino es por mi» dijo Cristo.
La rebeldía de la
voluntad humana

"Oh,"
dice un necio, "los hombres pueden salvarse si ellos quieren." todos
creemos en eso. Pero es precisamente en el si ellos quieren donde está el
problema. Afirmamos que nadie quiere venir a Cristo a menos que sea traído. No,
no lo afirmamos nosotros sino que Él mismo lo declara así: "Y no quieren
venir a mí para que tengan vida." Y mientras ese "no quieren
venir" permanezca en la Santa Escritura, Cristo nunca podrá ser convencido
de creer en ninguna doctrina de la libertad de la voluntad hombre. Es
sorprendente cómo la gente, al abordar el tema del libre albedrío, habla de
cosas sobre las que no entiende absolutamente nada. "Bueno" dice alguien,
"yo creo que los hombres pueden ser salvos si quisieran." ésa no es
para nada la pregunta. La pregunta es: ¿tienen los hombres la inclinación
natural a someterse a las condiciones del evangelio de Cristo? Declaramos, con
base en la autoridad de la Biblia, que la voluntad humana está tan desesperadamente
inclinada al mal, depravada y orientada a todo lo que es malo y opuesta a todo
lo que es bueno, que sin la influencia poderosa, sobrenatural e irresistible
del Espíritu Santo, ninguna voluntad de hombre podrá ser motivada a ir a
Cristo.
La conciencia es
representante de Dios en el alma

La
conciencia también ha sido dominada completamente por la Caída. El mayor error
que comenten los teólogos es cuando le dicen a la gente que la conciencia es
representante de Dios en el alma y que es uno de esos poderes que retienen su
antigua dignidad alzándose erguido entre sus compañeros caídos. El hombre cayó
en el huerto del Edén, la humanidad entera cayó. No hubo ni un solo pilar del
templo humano que permaneciera erguido. Es cierto, la conciencia no fue destruida.
El pilar no se rompió. Cayó, y cayó en una sola pieza, y allí quedó como el más
poderoso fragmento de lo que fue una vez la obra perfecta de Dios, en el
hombre. Pero esa conciencia está caída. ¿Quién posee, de todos los hombres,
"una buena conciencia delante de Dios," sino el hombre regenerado?
¿Piensan ustedes que si las conciencias de los hombres les hablaran siempre de
manera fuerte y clara, vivirían cometiendo cada día actos tan opuestos a la
justicia como las tinieblas se oponen a la luz? No, la conciencia me puede
decir que soy un pecador, pero esa conciencia no me puede hacer sentir que soy
un pecador. La conciencia me puede decir que tal y tal cosa es mala, pero qué
tan mala es, esa misma conciencia no lo sabe. A esto nosotros de le damos un
valor al pecado, unos blancos, light, inocentes, pequeñitos, etc.

¿Acaso le ha dicho la conciencia alguna vez al hombre, sin la iluminación del
Espíritu Santo, que sus pecados merecen la condenación? Si la conciencia alguna
vez lo hizo, ¿guió a ese hombre a sentir el aborrecimiento del pecado como
pecado? De hecho, ¿alguna vez una conciencia trajo al hombre a tal negación de
sí mismo que llegó a sentir aborrecimiento de sí y de todas sus obras y la
necesidad de venir a Cristo? No, la conciencia aunque no está muerta, está
arruinada. Su poder está dañado, ya no tiene esa agudeza visual ni esa mano
poderosa ni esa voz de trueno que tuvo antes de la Caída. Ha dejado de ejercer,
hasta cierto punto, su supremacía en la ciudad del Alma del hombre. Entonces,
debido a la depravación de la conciencia, se requiere que el Espíritu Santo
intervenga para mostrarnos nuestra necesidad de un Salvador y traernos al Señor
Jesucristo.

Cristo
no arrastra a la gente tomándolos de los cabellos, los atrae tomándolos del corazón.
En la atracción del Padre no hay ningún tipo de compulsión. Cristo nunca obligó
a nadie a venir a Él en contra de su voluntad. Si un hombre no quiere ser
salvado, Cristo no lo salva en contra de su voluntad. Entonces, ¿cómo le trae
el Espíritu Santo? Pues, haciendo que quiera venir. Es cierto que utiliza la
"persuasión moral." Él conoce un método más cercano para tocar el
corazón. Va a la fuente secreta del corazón y Él sabrá cómo, por medio de
alguna operación misteriosa, cambia la voluntad y la pone mirando en la
dirección contraria de tal manera que el hombre es salvado "con pleno
consentimiento en contra de su voluntad" es decir, en contra de su vieja
voluntad es salvado, como lo dijera en las paradójicas
de Ralph Erskine.
!!!!GRACIAS SECO DE MI CORAZON POR TUS MENSAJES DE EDIFICACION!!!
ResponderEliminaraslkjerwoiu Reading is fundamental to functioning in today's society. There are many adults who cannot read well enough to understand the instructions on a medicine bottle. That is a scary thought - especially for their children.abogado en internet gratispsiquiatra en internet gratis Filling out applications becomes impossible without help. Reading road or warning signs is difficult. Even following a map becomes a chore. Day-to-day activities that many people take for granted become a source of frustration, anger and fear. lkasf
ResponderEliminar