 |
COMO VASIJA EN MANOS DEL ALFARERO |
Muchos se cuestionan sobre la preferencia de Dios por
el pueblo de Israel. Llegar a ser el pueblo de Dios es sorprendente. Ser el
pueblo elegido es un gran honor y dicha, pero muy pocos ven la responsabilidad
que eso conlleva. Que Dios diga: «tú serás mi pueblo, mi siervo» piensen!!
¿Cómo debe ser el pueblo digno de Él? ¿Qué características deberá tener el siervo
del ALTÍSIMO
? El profeta Isaías se dirige al rey de Persia y le dice: ««Yo te daré tesoros escondidos que tengo en
lugares secretos. Así sabrás que yo soy Dios, el único Dios de Israel. Israel
es mi pueblo elegido, y mi fiel servidor. Por amor a él, y aunque tú no
me conocías, yo te llamé por tu nombre y te di el título de rey. Yo soy Dios, y
fuera de mí no hay otro. Tú no me conocías, pero yo te preparé para la lucha,
para que todo el mundo supiera que yo soy el único Dios.»» Persia no era el
pueblo escogido de Dios, sino el pueblo que Dios usaría para liberar a Israel,
quien había sido llevado cautivo por los babilonios a causa de su rebeldía. 70
años estuvo cautivo Israel en Babilonia y ahora era el tiempo de ser liberado
de esa esclavitud. El que Dios hiciera prosperar al rey de Persia y que además
le delegará la reconstrucción de Jerusalén, quien era Su ciudad, no les pareció
buena idea a los israelitas, y empezaron a cuestionar la forma de actuar de
Dios, por lo que Isaías de parte de Dios les dice:
«El
barro no le dice al alfarero: “¿Qué estás haciendo?”», ni la vasija lo critica, diciendo: «Tú no sabes trabajar». Un hijo no les reprocha a sus padres el haberlo traído a este mundo. Por eso, yo, el Dios santo, que formó al pueblo de Israel, les digo: “Ustedes no pueden pedirme cuentas sobre el futuro de mi pueblo ni enseñarme lo que debo hacer. Yo hice la tierra y a sus habitantes, yo extendí el cielo con mis manos y allí coloqué los astros. Yo hice triunfar a Ciro, el rey de Persia, y ahora lo ayudaré en todo para que reconstruya Jerusalén, que es mi ciudad. ”Ciro pondrá en libertad a los israelitas que viven como esclavos en el país de Babilonia; los liberará sin pedirles nada a cambio”». (Isaías 45:9-13)
Es muy divertido escuchar a un niño decir que sabe más
que un adulto, cuando se atreve a cuestionar asuntos que son únicamente competencia
de los mayores. El molestarse no tiene
sentido porque a esa edad afloran todo tipo de sentimientos, típico de un niño
explorador del mundo en que empieza a vivir. Algún defensor de la niñez pegará
un grito al cielo cuando un adulto no le presta atención al niño, a su inocente
altivez y si le pone atención y lo cuestiona, igual no les parecerá. Estas
personas defensoras de otras, no sé si harán lo mismo con sus hijos. Lo mismo
pasa con los derechos humanos, donde encontramos personas defendiendo los
derechos de alguien que no tomó en cuenta el no violar el derecho de otra
persona a la que agredió. Pero no quiero desviarme del tema que fui movido a
escribir.
Se me informó que debía participar de una reunión, de esas
que casi siempre se termina en el mejor de los casos en el mismo lugar. Pero algunas
veces peor que antes. Así que decidí mejor quedarme callado. Ya había avanzado bastante,
hasta que apareció la gota que rebalsó el vaso. Después de un tiempo de fuego
cruzado, súbitamente saltó a mi mente la frase: «El barro no le dice al alfarero: “¿Qué estás haciendo?”», ni la vasija lo critica, diciendo: «Tú no sabes trabajar», ¿Que dificultad
hay en seguir instrucciones? Hay personas que todo lo cuestionan, porque en su
mayoría no comprenden del porqué de algunos procesos, y estuve a punto de
decirles esa frase, pero preferí verlos como niños, de los que no saben lo que
están discutiendo. Horas después todavía seguía con un mal sabor de boca; por dicho
desgaste innecesario, porque eso ya se había convertido en un círculo vicioso. En
administración se nos enseña que debemos tomar en cuenta en las decisiones, a
todos los empleados. Todo ese romanticismo aprendido en los libros de texto,
donde ya no es propio decir: subalternos o empleados, sino colaboradores, pero
que a la hora de ponerlo en práctica nos encontramos con muchos conflictos,
cuando intentamos hacer de un grupo un equipo de trabajo. Eso es tan complicado
como pretender a un grupo de personas convertirlos en parte de un equipo de
futbol, cuando no todos tienen habilidades de dicho deporte y aunque tengan
habilidades futbolísticas, se hace necesaria la figura de un capitán para las
decisiones en campo. Además, deben de ser idóneos.
Dios se había propuesto hacerse de un pueblo para que
le sirviera, pero por la desobediencia ese pueblo era llevado cautivo por el
enemigo. Israel pasó más de 400 años en Egipto y el Faraón sin darse cuenta
Dios lo engrandeció para darle a conocer al mundo a través de la liberación de
su pueblo, que no hay Dios fuera de Él. Más adelante el pueblo elegido fue
llevado cautivo a Babilonia y Dios engrandeció al rey de Persia para que
liberará a su pueblo con la intención de mostrar su bondad y misericordia al
mundo. Dios hace como Él quiere. Termino
con parte de la carta que Pablo les envió a los romanos en donde les hace ver
que los hombres por más que se jacten de sus logros personas, es Dios quien les
provee y que jamás tendremos la capacidad de devolverle los favores, sólo hay
que confiar en Él sin cuestionar sus designios.
En la Biblia leemos que Dios le dijo
al rey de Egipto: «Te hice rey, precisamente para mostrar mi poder por medio de
todo lo que haré contigo, y para que todo el mundo me conozca.» Así que todo
depende de lo que Dios decida hacer: él se compadece de quien quiere, y a quien
quiere lo vuelve terco. Si alguien me dijera: «¿De qué nos va a culpar Dios, si
nadie puede oponerse a sus deseos?», yo le contestaría: «Amigo mío, tú no eres
nadie para cuestionar las decisiones de Dios.» La olla de barro no puede
quejarse con el que la hizo, de haberle dado esa forma. El alfarero puede hacer con el barro lo que quiera. Con el mismo barro
puede hacer una vasija para usarla
en ocasiones especiales, y también una vasija de uso diario. Algo parecido ha
hecho Dios. Ha querido dar un ejemplo de castigo, para que todo el mundo
conozca su poder. Por eso tuvo mucha paciencia con los que merecían ser
castigados y destruidos. (Romanos 9:17-21)
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Si no tienes una cuenta de gmail(google) selecciona la opción "nombre/URL" e ingresa tu nombre, si la tienes asegúrate que ingreses tu cuenta y contraseña. Al publicarlo te saldrá el siguiente mensaje: »Se ha guardado su comentario«. La aparición del comentario en el sitio puede tardar unos momentos. Si no aparece el mensaje verifica que el formulario este limpio, de lo contrario no fue publicado. Publícalo nuevamente hasta que desaparezca del formulario donde ingresaste el comentario. Gracias por tus aportes.