Una persona no
debería nunca entregarle su corazón a placeres que los años van a desvanecer;
debería encontrar su delicia en las cosas cuyo atractivo el tiempo es impotente
para erosionar.
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Lujos |
En nuestros días está
de moda la frase “sosteniblilidad” y es que la manera normal de organizar la
vida consiste en dar prioridad a las cosas que duran. Sea que nos estemos
comprando ropa, o un coche, o una alfombra, o muebles, es de sentido común
mirar más allá de las apariencias y comprar cosas que se han hecho con solidez
y buena técnica para durar y mejor aún si se pueden heredar a las nuevas
generaciones. Esta exigencia se hace más latente en la reciente producción de
productos perecederos, pero con una buena apariencia, que tienden a engañar a
quien requiera dicho bien. Jesús se refiere a esta situación cuando dijo: «No
acumulen para ustedes riquezas en la tierra, donde la polilla y el moho
devoran, y donde los ladrones se
meten y roban, mejor hagan su depósito en el Cielo» De estas tres cosas
dependía la riqueza de Palestina y es que en Oriente, una parte importante de
la riqueza de una persona consistía en ropa fina y elaborada. Cuando Guiezi, el
criado de Eliseo, quería sacarle algo de provecho al general sirio Naamán, que
se había curado de la lepra siguiendo las instrucciones de Eliseo, le pidió un
talento de plata y dos vestidos de gala nuevos (1Re_5:22 ). Una de las cosas
que tentaron a Acán para que pecara fue un manto hermosísimo de Sinar (Jos_7:21
). Tanto sacrificio para posteriormente ser dañado por las polillas.
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Silos |
Mucha de la riqueza
de una persona consistía en cereales almacenados en grandes silos. Pero a ese
grano podían atacarlo gusanos y ratones y ratas dejando el depósito contaminado
y destruido. Estos y otros parásitos se podían introducir en un granero y
destruir o comer el contenido. En Palestina, las paredes de muchas casas
estaban hechas de adobes, y se podían perforar fácilmente; aunque las de los
ricos, que es de las que se habla aquí, eran más sólidas, y requerirían más
industria en los ladrones. Aquí se hace referencia al que ha almacenado en su
casa cosas de valor, y descubre al volver un día que los ladrones han hecho un agujero
y se han llevado su tesoro. No eran posesiones duraderas si estaban a merced de
la intervención de cualquier ladrón emprendedor. Por supuesto que las formas de
acumular riquezas han cambiado y así mismo han cambiado sus depredadores y
ladrones. Lo que si no ha cambiado es el interés de seguir guardando nuestros
tesoros en lugares equivocados, a causa de nuestro egoísmo y avaricia.
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Adictos al consumo efímero |
Jesús nos advierte de
la brevedad de los placeres que se desgastan y quedan tan inservibles como la
ropa vieja. Los trajes y vestidos más lujosos, con o sin polillas, acaban por
desintegrarse. Todos los placeres puramente físicos tienen la característica de
desgastarse. Cada vez que se disfrutan, satisfacen menos que la anterior. Se
necesita más para producir el mismo efecto. Son como las drogas, que pierden su
efecto inicial y se hacen cada vez menos efectivas. ¿Por qué buscar el sumo
bien en cosas que cada vez resultan menos rentables? Hay ciertos placeres que
pierden inevitablemente su atractivo conforme avanza la edad. Puede que sea
porque se es físicamente menos capaz para disfrutar; o porque se madura algo y
ciertas cosas dejan de satisfacer. Una persona no debería nunca entregarle su
corazón a placeres que los años van a desvanecer; debería encontrar su delicia
en las cosas cuyo atractivo el tiempo es impotente para erosionar.
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Estrategia de marketing |
Las técnicas modernas
de la mercadotecnia nos incitan a depender de lo superfluo, convirtiéndonos en
“consumidores empedernidos” Nuestros proyectos de vida se reducen en
adquisición de bienes y servicios. Jesús les dice a Sus seguidores que no
consideren su tesoro en cosas que la polilla y la roña puede destruir, cosas que
los ladrones hacen un butrón y se las llevan. Igual nos advierte de la
fragilidad de los placeres que se corroen. El granero está expuesto al acecho
de las ratas y los ratones, que lo mordisquean y roen todo, de lo inseguros que
son los placeres que nos pueden robar. Eso pasa con todas las posesiones
materiales: no hay ni una entre ellas que sea segura; y, si uno edifica su
felicidad sobre ellas, está edificando sobre una base que no es estable ni
segura. Supongamos que uno organiza su vida de tal manera que su felicidad
depende de su posesión de dinero; que luego llega una quiebra, y se despierta
una mañana para descubrir que su dinero ya no vale nada. Entonces, con su
dinero, se ha desvanecido su felicidad. Si una persona es prudente, edificará
su felicidad sobre cosas que no puede perder, y que son independientes de los
azares y avatares de la vida. Bums escribió de las cosas transitorias: «Los placeres
son cual las amapolas: al tomarlas, su flor se desvanece; o cual la nieve al
caer sobre el arroyo: blanca un instante, pronto desaparece»
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Ayudar al prójimo |
Tanto Jesús como los
rabinos judíos estaban seguros de que lo que se almacena con fines egoístas se
pierde, mientras que lo que se comparte generosamente produce tesoros en el
Cielo. Ese era el principio de la Iglesia Cristiana en sus primeros días.
La Iglesia Primitiva siempre se cuidaba amorosamente de los pobres,
los enfermos,
los abatidos,
los indigentes
y todos los que no le importaban a nadie. En los días de la terrible
persecución del emperador Decio, las autoridades romanas entraron violentamente
en una iglesia. Iban a expoliarla de los tesoros que creían que guardaba. El
prefecto romano le exigió al diácono Laurentio: «Muéstrame tus tesoros
inmediatamente.» Laurentio señaló a las viudas y huérfanos que alimentaban, a
los enfermos que cuidaban, a los pobres que ayudaban, y dijo: «Estos
son los tesoros de la Iglesia»
Jesús concluye esta
sección afirmando que, donde esté el tesoro de una persona, allí estará también
su corazón. Si todo lo que valora y aprecia una persona está en la Tierra, no
tendrá ningún interés en un mundo más allá de este; si a lo largo de toda su
vida ha tenido los ojos puestos en la eternidad, valorará poco las cosas de
este mundo. Si todo lo que una persona aprecia y valora está en este mundo,
entonces saldrá de él a regañadientes; pero si sus pensamientos se han
mantenido más allá del mundo, saldrá de este con alegría, porque va por fin a
Dios.
Jesús no dijo nunca
que este mundo no tenía importancia; pero dijo explícita e implícitamente
muchas veces que su importancia no está en sí mismo, sino en aquello a lo que
nos conduce. Este mundo no es un fin en sí mismo, sino una etapa en el camino;
y, por tanto, una persona no debe rendirle su corazón a este mundo y a lo que
hay en él, sino debe tener los ojos puestos en la meta más allá.
Los religiosos solo intentan hacer a su modo la religión únicamente para que los hombres los admiren; la relación con Jesucristo es la que hace al hombre un ser importante para Dios padre...
ResponderEliminarGracias Maynor por el tema compartido.
ResponderEliminarGracias Maynor, pues es cierto que en nuestro orden de prioridades debemos de tener en primer orden el reyno eterno ynnuestra esperanza en las cosoas que no perecen; cuidandonos de no caeren los extremos, pues algunos que dicen preocuparse por las cosas espirituales y eternas han descuidado su vida terrenal es decir hogar esposa e hijos, y vivenn una vida de innfelidad. Por otro lado estan los que tienen una avidez por las cosas de este mundo y son egoístas y acumuladores compulsivos. Debemos por lo tanto cuidar nuestras prioridades tanto eternas como terrenales y mantener un equilibrio, una templanza en nuestra manera de vivir. y los que somos de la fe sabemos que todo proviene de Dios y que el cielo gobierna sobre la tierra así que si somos de El , el cuidara, de nosotross. Recuerdo unas estrofa de un poeta que escribió esto:
ResponderEliminar"Deja que con ridícula zozobra,
enfermos de avidéz y ansiedades,
los otros vayan tras sus vanidades
quea ti teniendo a Dios, todo te sobra".
Totalmente de acuerdo Carlos.-
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