Sufriendo cuando no
se gana
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Perdimos otra vez.. ¿por qué? |
Hoy tuve la visita
inesperada de mi sobrino Josué (doce años) con su particular forma de tocar la
puerta: con mucha delicadeza. Medio dormido logre escuchar el sonido, como los
mensajes subliminales al subconsciente. Le respondí que ya iba a abrirle para
que no se inquietara por lo lento que me disponía a dirigirme a la puerta,
consecuencia de mi lesión medular. Le indique que pasara, y momentos después
estábamos entablando una conversación sobre un tema específico de la industria
del entretenimiento: “el futbol” Ambos estábamos con un mal sabor de boca
porque se nos había escapado la liga española y la proveniente del páncreas.
¡Qué gran pérdida! En nuestras conclusiones consideramos buscar un equipo ganador,
porque eso debe hacerse. Claro, para el fanatismo esto es como traición, pero
al final se debe ser muy sabio para no apostarles a los perdedores. Por
supuesto que entretenimiento es lo que es, pero en cuestiones de vida, allí no
se trata de entretenernos, más cuando se tiene que escoger entre la vida y la
muerte.
La actitud de seguir…
sin saber si perderás o ganarás
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¡¡¡No entiendo nada, pero ¡¡¡cuenta conmigo!!! |
Hay un comercial
bastante divertido en donde un individuo con aspecto cruel se dirige a un
caramelo de chocolate indicándole todo lo que le hará antes de lanzarlo a su
vaso con leche y comérselo. El caramelo al no entenderle nada por causa del
idioma, suelta una carcajada, y le dice: «No entendí nada de lo que me dijiste,
pero cuenta conmigo» Cualquiera diría “esa es la actitud” En efecto esa es una
actitud. Que sea la más indicada, bueno, díganlo ustedes. Es lo mismo que
decir: «lo importante no es ganar sino participar» Quien piensa así, es porque
quiere evitar el dolor de la pérdida, sabe que puede perder, está preparado
para ello mentalmente y con una gran posibilidad de ser arrastrado a una mala
preparación física. No tengo la intención de desvirtuar el esfuerzo que hacen
muchos atletas, es admirable el tiempo y esfuerzo que invierten, absteniéndose
de todo por sus sueños. No como el sueño de mi selección de llegar un día al
mundial de fútbol, el cual con el tiempo se hace más difícil… por la actitud, y
no la mía de no creer en ellos, sino la de ellos estando dentro y fuera de la
cancha.
Los años en que se cree
que todo se puede hacer
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Se que puedo lograrlo y mi Papi será feliz |
En mis años mozos
tenía muchos sueños. Quería ser cantante, actor, deportista y un buen orador.
Mi sueño de orador se vio afectado el día en que por querer desprender un mango
(fruta) de su tallo a 5 metros de altura, la rama se quebró y no pudiendo
desafiar la ley de la gravedad, mi cuerpo se dispuso a volver al suelo, pero a
dos metros de altura había un rama seca, la cual me sirvió de trampolín y al
mismo tiempo me desvió de caer en dirección de un cerco de alambre de púas. Con
esa caída perdí el habla y poco a poco la fui recuperando, pero me quedé
tartamudo. Ahora me llamaban ametralladora por la forma que hablaba y escopeta
cuache por mis hermosas fosas nasales. Logre vencer eso con irme al mar y
colocarme una piedra pequeña bajo la lengua y gritar fuerte y soñar con que
estaba disertando una conferencia. Al final me gané el primer lugar en un
concurso de oratoria. De pequeño tuve serios problemas respiratorios y eso
afectaba mi garganta a la hora de cantar, pero al escuchar a mi madre cantar
con esa voz estruendosa y bella, se me enchinaba la piel y me la pasaba todo el
día cantando canciones y lloraba a mis 7 años con aquellas que hablaban de desamor.
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¡¡¡Bájenlos!!! |
Recuerdo bien el día
en que regresábamos derrotados por haber sido eliminados de una cuadrangular, y
cuando el bus se disponía a marcharse, se oye un grito diciendo: ¡Deténgase por
favor! La persona se dirige al conductor para decirle que el número 10 y 11
debían bajarse. Todos los demás empezaron a gritar: ¡Devuelvan lo que se
robaron o se van presos! Ese día estaba siendo invitado para formar parte de la
selección de fútbol de un departamento. A todo esto se sumaron muchos días de
entrenamiento para ganarse un puesto dentro del equipo, pues había sido llamado
pero no escogido. Estando el estadio con una buena cantidad de personas y me
equipo perdiendo, yo no podía entrar pues a quien le gane el puesto se había
robado el uniforme con mi número y
haciendo uso de la policía, el hurtador fue encontrado y ya faltando 20
minutos para terminar me dan la camisola y 10 minutos después abucheando unos
aficionados, decían: ¡Sáquenlo! ¡Sáquenlo! Se estaban dirigiendo a mí. No lo
podía creer, estuve sentado como 70 minutos triste, frustrado, enojado y ahora
se venía esa avalancha sobre mí. Tengo que admitirlo, naufrague como
futbolista.
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Dios abre nuestros ojos para verle |
Impactado con la
experiencia de comprender como el antiguo testamento y el nuevo se concatenaban
para demostrarme que en la persona de Jesús se cumplieron todas las promesas
del Dios invisible. De que lo mucho que se sabía de Él era sólo sombra, hasta
que ese Mesías prometido nos trajo esa verdad infalible de DIOS. En gratitud
por haber sido bendecido con semejante revelación, quería cantar de sus
maravillas pero lo hacía en lo secreto y mientras dormía. Mi amigo y hermano
Alberto Régil le comentó al encargado de alabanza que yo cantaba dormido y así
llegué a las bancas del templo a maravillarme de lo que hacían en los ensayos y
con ello constatar lo imposible de formar parte de ese equipo. Paso el tiempo y
entre reclamos, suplicas y lágrimas de pronto estaba dirigiendo un día domingo
y posteriormente en un concierto.
Los espías presentan
su informe ante Moisés
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¡¡¡Hay gigantes y nos matarán!!! |
Después de andar por
el territorio durante cuarenta días los espías enviados por Moisés, regresaron y
le dijeron: Fuimos al territorio a donde
nos enviaste. Es un territorio muy fértil; ¡allí siempre habrá abundancia de
alimentos! Mira, estos son los frutos que se dan allá. »Lo malo es que la gente
que vive allá es muy fuerte, y han hecho ciudades grandes y bien protegidas.
¡Hasta vimos a los descendientes del gigante Anac! La gente comenzó a murmurar,
pero Caleb les ordenó callarse y les dijo: ¡Vamos a conquistar ese territorio!
¡Podemos hacerlo! Pero los otros que habían ido con él empezaron a desanimar a
los israelitas diciéndoles que el territorio era malo. ¡No lo hagan! —les
decían—. ¡No podremos vencer a gente tan poderosa! ¡Los que viven allí son
gigantes, como Anac! ¡Ante ellos nos veíamos tan pequeños como grillos! Además,
es un lugar en donde no se puede vivir. Es tan malo que la gente se muere como
si se los tragara la tierra. Josué y Caleb iban motivados,
dispuestos a todo, no poniendo su mirada en las circunstancias actuales sino en
la promesa de aquel que fue capaz de sacarlos del yugo del Faraón, hacerlos
atravesar el mar y de cumplir su promesa.
Quejas de los
israelitas contra Dios
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¿Por qué nos sacaste de Egipto? |
Aquella noche todos los israelitas empezaron a gritar y a
llorar. Se quejaban contra Moisés y Aarón, y decían: «¡Ojalá nos hubiéramos
muerto en Egipto, o en este desierto! ¿Para qué nos trajo Dios a este
territorio? ¿Sólo para que nos maten a todos, y se lleven como esclavos a
nuestras mujeres e hijos? ¡Mejor regresemos a Egipto!» Y se decían unos a
otros: «¡Vamos a elegir a un jefe que nos lleve de vuelta a Egipto!» Josué y
Caleb dijeron al pueblo: «El territorio que vimos es bastante bueno; allí
siempre habrá abundancia de alimentos. Dios nos ama; nos ayudará a entrar en él
y nos lo dará. Lo importante es que no se rebelen contra Dios, ni tengan miedo
de la gente que vive en ese territorio. Será muy fácil vencerlos, porque ellos
no tienen quién los cuide. Nosotros, en cambio, contamos con la ayuda de
nuestro Dios. ¡No tengan miedo!» Pero la gente no les hizo caso; por el
contrario, querían apedrearlos. Por boca de Moisés Dios dijo a Caleb: “A mi
siervo Caleb, que ha mostrado una actitud
diferente y me ha sido fiel, le daré posesión de la tierra que exploró, y su
descendencia la heredará”. _ No sé cuáles fueron las promesas que te hicieron y
cuantas de ellas se han cumplido. No sé cuándo te aventuraste arriesgándolo
todo por mucho o nada. Quizá pienses que ya es demasiado tarde, que no lo
lograras, que no vale pena. «Mientras tengas vida hay esperanza»
Caleb reclama lo que
le pertenece a sus ochenta cinco años
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Quiero mi promesa, Dios me la prometió |
Caleb le dice a
Josué: »Ya han pasado cuarenta y cinco
años desde que el SEÑOR hizo la promesa por medio de Moisés, mientras Israel
peregrinaba por el desierto; aquí estoy este día con mis ochenta y cinco años:
¡el SEÑOR me ha mantenido con vida! Y todavía mantengo la misma fortaleza que
tenía el día en que Moisés me envió. Para la batalla tengo las mismas energías
que tenía entonces. Dame, pues, la región montañosa que el SEÑOR me prometió en
esa ocasión. Desde ese día, tú bien sabes que los anaquitas (gigantes) habitan
allí, y que sus ciudades son enormes y fortificadas. Sin embargo, con la ayuda
del SEÑOR los expulsaré de ese territorio, tal como él ha prometido.» Wow! En este momento en que estoy
escribiendo siento la energía dentro de mi como aquella de mis años mozos,
cuando el mundo estaba a mis pies, ese mundo de posibilidades como el basto mar
esperándome para navegar en él e indagar en sus profundidades.
Apuéstale siempre al
ganador, no al perdedor. Tu historia todavía no termina, sigues aquí rodeado de
tantas posibilidades, pero por favor no intentes regresar al yugo de
esclavitud, ni desees morir en el desierto, ni tengas temor que tus hijos y tu
conyugue serán llevados como esclavos, que no te casaras, no tendrás hijos, que
no vale la pena, que no lo lograras, que no te graduaras si tú te decides a pelear contra esos
gigantes, si decides reclamar lo que es tuyo. No tengas temor de nada porque no
le estas robando a otro, eso te
pertenece y a tu descendencia. No te pongas a arar en la mar o dar golpes al
viento. No te esfuerces por conseguir lo efímero y superficial. El grano de
trigo debe caer a tierra y morir para dar fruto pero si cae y no muere, solo
quedará. No te estoy pidiendo que batalles contra la naturaleza, porque de eso
natural viene lo sobrenatural. No olvides que Dios todo lo hizo perfecto, bueno
en gran manera. En esta carrera competimos para ganar no para participar.-
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarESTOY DE ACUERDO DEFINITIVAMENTE CON VOS, PERO OYE, ESOS DOS MINUTOS FUERON DE HULE...
ResponderEliminarjajajajajaja tenes que sacar el curso de lectura rápida mi hno beto, gracias por haberlo leido.-
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