__Estoy seguro de que fuego descenderá del cielo, o la
tierra se abrirá y se los tragará como sucedió en la rebelión de Coré contra Moisés.
¿Qué está pasando? ¿Nadie piensa hacer algo al respecto? Si nadie hace algo, yo
lo haré. ¡Esto no puede estar pasando Dios mío!! ¡Que alguien haga algo!! Quienes se creen estos incircuncisos para venir a quererle hacer daño al Maestro__
Al darse cuenta de que nadie hará nada, el discípulo empuña
su espada y lanza un ataque mortal al sacerdote y sólo consigue contarle la
oreja. ¡Qué valentía!! ¡Qué amor hacia su Maestro!! Pero no fue suficiente su
acción para impedir que el hijo del carpintero fuera tomado y llevado ante el sanedrín
y ser sentenciado a muerte. ¿Sería su
amor lo que lo impulso a hacer lo que hizo? Lo cierto es que más tarde este heroico discípulo
estaba aterrado maldiciendo a su Maestro por no saber ocultar lo aprendido de Él.
El gallo se apresura a emitir su canto para confirmarle al desdichado discípulo
lo que se le había dicho con anticipación que sucedería. El canto no decía ¡Te
lo dije!!, sino ¡Misericordia!!
_Rogaré al Padre para que cuando seas zarandeado tu fe
no falte, fueron las palabras de su Maestro. ¡Wow!! Esto le libró de hacer lo
que su compañero hizo, ahorcarse. Que extraña combinación: Zaranda y Fe. Pablo hace
mención de Fe, Esperanza y Amor para darle la relevancia a lo que nunca cesará,
el AMOR.
La obediencia y el amor cuesta mucho separarlas. «¿Por qué me llaman Señor, sino hacen
lo que les digo?» ¿Por qué decimos amar a alguien y
nos importa muy poco el deseo de esa persona?
_
«¡Yo soy de mi amado,
pero mi amado es mío, dijo la Sulamita antes de ir al desierto»! A su regreso dijo: «Soy de mi amado y en mi tiene su contentamiento»
¡El Maestro resucitó, resucito, resucito! __Eso es grandioso, saldré corriendo para
verlo y abrazarlo, ¡por Dios!! ¡No puedo hacer eso!! Con qué cara me presentaré
ante Él. ¡Qué vergüenza! ¿Ahora qué haré?
_Sino meto mi mano en su costado y veo sus manos, no creeré,
decía Tomás, mientras Pedro en un rincón sin decir nada, pensaba: Ay incrédulo Tomás, no
sabes lo que dices, yo por hablador me metí en líos.
Atravesando las paredes se presenta ante sus discípulos
y le dice a Tomás que meta su mano en su costado y vea sus manos. ¡Dios mío, Dios mío!, ahora que haré, pensaba
Pedro tratando de no ser visto.
Batiéndose
entre sus pensamientos se encontraba Pedro que no se dio cuenta que su Maestro
estaba frente a él, y le dice, la primera vez: ¿Me amas, Pedro? ¿Qué digo ahora, que digo? Si,
te amo, respondió. A la tercera vez que se lo pregunta, desbordó Pedro en angustia, diciendo: ¿Por qué me preguntas si
tú lo sabes todo? __Apacienta mis ovejas,
le responde su Maestro. Así nada más, después de todo lo que hice, seguía
pensando Pedro. Un profundo abrazo disipó esa tormentosa y angustiosa aflicción
que estaba torturando al discípulo impetuoso, que antes asegura que daría su
vida por su Maestro. Al final de cuenta, lo hizo.
Si me amas, empieza amando lo que yo amo» Amo a mis ovejas y necesito que sean apacentadas.
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Las ovejas siguen al Pastor no al hombre |
Me
sorprende ver discusiones en los comentarios de fans idolatrando los talentos
de un canta-autor, pero cuando este decide cantar con otro artista a quien admira
muchísimo se enojan y dicen: No debió invitar a esta persona. Si siento
admiración por alguien, es porque confío en su buen juicio, sus gustos y placeres
y no me será difícil amar lo que él o ella ame. Es esta la razón por lo que en
publicidad utilizan a estos iconos para influenciar el consumismo. Los fans
quieren lo que sus ídolos quieren.
Pedro quería demostrarle su amor al Maestro y por eso se
le encomendó la misión de apacentar las ovejas del buen Pastor. El Mesías amaba al Padre, por eso no le era carga
hacer lo que el Padre le pedía hacer. «Al que a mi viene no lo puedo echar
fuera, porque el Padre me lo envía»
¿Lo que haces, lo haces por agradar al Padre o por agradarte a ti? Muchos predican por salario y vanagloria, otros dan a los pobres y oran ante multitudes por ser vistos por los demás.
De tal manera amo Dios al mundo, que envió a su único hijo. De tal manera amo su hijo al Padre que dio su vida por lo que su Padre amaba. Acaso se olvidará la mujer de lo que lleva en su viente. Si lo hiciera, Yo el SEÑOR, jamás me olvidaré de ti, jamás.
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